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Cerca del Patio de las Palmeras de la Casa Rosada, un estrecho colaborador de Javier Milei es consultado por La Opinión Austral sobre las acusaciones de violencia de género que pesan sobre Alberto Fernández. No puede evitar la sonrisa socarrona, estilo guasón, pero se limita: “No estamos en eso“. Mientras el peronismo explota y el macrismo implosiona, el dato de pobreza de la Universidad Católica Argentina (UCA) convive con la medición de imagen del libertario que encargó la misma fuente: “54% positiva, la mejor hasta ahora”.
El 55% de los argentinos es pobre y el 20,3% indigente de acuerdo con el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, en base a los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) publicada por el Indec. Las cifras son del primer trimestre del año, seguido a la devaluación de Milei en diciembre 2023.
Hasta esa fecha, finalización del gobierno de Fernández, el mismo índice marcaba 44,7% y un 9,6% de indigencia. En 2019, cuando el fundador del PRO y líder de Cambiemos (actual Juntos por el Cambio), el expresidente Mauricio Macri, entregó el poder fijaba 40,8% y un 8,9%, respectivamente. En 2015, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (Frente para la Victoria, devenido en Unión por la Patria), del peronismo kirchnerista cerró en 30% y 6,4%.
Mientras La Libertad Avanza disfruta el paisaje que pinta la oposición, afronta los niveles más altos de pobreza de los últimos 20 años. En Casa Rosada, la mesa chica de Milei que lo mide semanalmente con encuestas propias afirmó ante este medio que viene de sus mejores siete días. Del 29 de julio al 4 de agosto su imagen positiva rondó el 54%, según afirman.
Contrasta con lo expuesto por varias consultoras privadas esta semana que aseguran una caída que lo ubican a Milei más cerca del 40%. Un poco más abajo en el conurbano bonaerense donde peor resultado obtienen, según el distrito, el peronismo y el PRO. Las firmas RDT (Reale Dalla Torre), Circuitos y Giaccobe dan cuenta de esos promedios.
En sintonía, el informe de la UCA aportó que la pobreza en aglomerados urbanos como el Gran Buenos Aires alcanza el 61,9%. Allí donde impactarán fuerte desde la semana próxima los aumentos del transporte público -junto con las tarifas de luz y gas-, la mesa chica de Milei prepara un acto partidario a todo trapo para el próximo 20 de agosto.
La grieta propuesta
En el Gobierno nacional no ocultan que esperan más sobre la denuncia judicial por violencia de género de la exprimera dama, Fabiola Yánez, al expresidente de la Nación y presidente del Partido Justicialista (PJ), Fernández. Como así también los escándalos que la circundan.
Con los primeros trascendidos de esta semana, en Casa Rosada optaron primero por el silencio. Se rompió, tal cual lo esperaban cerca del presidente como inevitable, con un posteo de su autoría en la red social X bajo el título “La hipocresía progresista“.
“Las causas nobles en las que se embanderan como la igualdad de género, son una excusa para justificar sus negocios. Porque cuando vamos a los hechos, los de ellos siempre son buenos y los nuestros siempre son monstruos. No importa qué haga cada uno. Ellos pueden golpear, maltratar, violentar, robar y cualquier otra atrocidad pintados de verde y mostrándose como aliados. Mientras que nosotros, que valoramos a cada individuo como un fin en sí mismo, somos los que venimos a cortar derechos, somos los violentos, etc.”, comparó Milei.
“El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones“, concluyó y evidenció el clivaje de época (progresismo / conservadurismo, con vertientes) que supo capitalizar antes de la campaña presidencial, ante expresiones que van desde la ola feminista global con destratos a su representación y manifestación local y, luego, con críticas a los encierros por la pandemia del coronavirus que incluyeron episodios como la foto de Olivos.
Y ahora como Jefe de Estado, Milei intensifica una evolución de la grieta entre el macrismo y el kirchnerismo, por encima de los debates históricos partidarios, de la discusión sobre el intervencionismo y proteccionismo o liberalismo del modelo económico y el sobre uso eficiente del Estado.
“La batalla es cultural, la de las ideas“, repiten en Balcarce 50 mientras trabajan en reducir el gasto estatal y prometen la liberación del cepo cambiario. El foco está en estos días en la reglamentación de las reformas que habilita la Ley Bases y el paquete fiscal que aprobó el Congreso.
En las redes sociales, igualmente, los cañones libertarios organizados -desmentidos por el vocero presidencial, Manuel Adorni, como integrantes de las filas de La Libertad Avanza-, dispararon esta semana un mismo sector: el kircherismo; más allá de la fractura expuesta que marcó con Fernández durante todo su gobierno.
“No fue un buen presidente“, dijo Cristina Kirchner tras la denuncia de Yáñez con un posteo en X que incluyó su análisis sobre el tratamiento mediático y social del tema. No casualmente, también habló de hipocresía. “La misoginia, el machismo y la hipocresía, pilares en los que se asienta la violencia verbal o física contra la mujer, no tienen bandera partidaria y atraviesan a la sociedad en todos sus estamentos”, escribió.
Desde el PRO, siguieron la línea del oficialismo y remarcaron que la supuesta violencia de género ejercida por Fernández ocurrió en un “gobierno kirchnerista” con un presidente que “Cristina eligió”, tal cual lo plantearon varios miembros amarillos en los medios y redes.
Junto a los estruendos que deja la aparente sinfín explosión de Unión por la Patria en tándem con la implosión de Juntos por el Cambio, en Casa Rosada celebraron también esta semana, con inocultable “sorpresa”, que la hecatombe financiera que arrancó con un lunes negro en los mercados asiáticos “no haya tenido efecto contagio en el mercado local. Es raro. Lo natural hubiera sido que se caiga la bolsa al menos”, se atrevieron a confesar.
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