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¡La imagen detenida nunca morirá!
Por Carlos Ventura, Jefe de Fotografía del Diario Crónica
Y otro año más que se va! Un año en que nos salpicó de alegrías y emociones pero también de tristezas y dolores, donde día a día vemos las legiones de los seres invisibles que van a sus trabajos, los denominados laburantes silenciosos, que reman para llevar el pan y la moneda a sus hogares. Y a la hora de los balances anuales, esos mismos seres comunes y heroicos no siempre están en el momento del reparto de los premios y de las distinciones.
Tratando que el período que se avecina sea positivo, somos trabajadores irrenunciables de lo que siempre ofrece esta profesión de
retratar la imagen que será eterna e imborrable, de una manera silenciosa pero bien visible y palpable. La imagen detenida jamás morirá y lo importante es ver aquello que resulta invisible para los demás.
Los fotógrafos somos los que siempre estamos en los lugares, en los momentos justos o tal vez impensados, a una hora señalada para poder graficar todo lo que se nos avecine a nuestras cámaras, estando indefectiblemente en esas situaciones o al borde del cráter cuando un volcán está a punto de entrar en erupción.
Sabemos que muchas veces estamos indefensos y nuestra única herramienta para defendernos es nuestra cámara y en la primera
línea, en cuanta marcha nos toca cubrir, donde muchas veces quedamos en medio de accionares violentos de una u otra parte, sin
saber quién tenemos a nuestro lado o qué es lo que se viene detrás de nosotros y sin saber qué estado de violencia o a qué grado de
agresividad nos exponemos.
Pero bueno, es lo que nos toca vivir y no nos importa las consecuencias, ponemos todo y vamos al frente, sin medir lo que se viene a posteriori, para poder lograr nuestro cometido… las imágenes que nos piden o se trata de imponer con un tinte periodístico.
Así podemos demostrar nuestras capturas que serán inolvidables para poder volcarlas en anuarios donde quedarán para siempre, y las generaciones venideras podrán evaluar y sacar sus propias conclusiones de lo que ha pasado a través del tiempo.
Dios siempre tiene el equilibrio perfecto para poner las cosas en su lugar, y el día que me toque partir que sea con mi cámara
colgada en mi pecho, que dejará de obturar situaciones cuando mi corazón deje de latir.
¡Hasta mañana o hasta el año que viene!
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