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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump aún no ha tomado una decisión definitiva sobre si aplicará o no aranceles diferenciados a la Argentina, en el marco de las medidas proteccionistas que comenzarán a regir el próximo 9 de julio de 2025. Estas políticas, impulsadas por la Casa Blanca, establecen un arancel general del 10% para todos los productos importados, y un gravamen del 50% para las importaciones de acero y aluminio.
El gobierno de Javier Milei, en una negociación contra reloj, intenta lograr una exención parcial o total para una lista de 100 productos argentinos. El objetivo es evitar que la guerra comercial desatada por Trump afecte de lleno a las exportaciones locales.
Guerra arancelaria y tregua temporal
Entre marzo y abril, Trump implementó los aumentos arancelarios, generando una ola de tensión en el comercio internacional. Por recomendación del secretario del Tesoro, Scott Bessent, el mandatario decretó una tregua de 90 días para negociar acuerdos bilaterales. Ese plazo vence este 9 de julio, y aún no está claro si habrá una extensión o una decisión definitiva.
Durante este período, Argentina desplegó una intensa estrategia diplomática basada en un informe de 394 páginas de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), que dedica varias secciones a señalar las barreras y desafíos regulatorios del país.
Las críticas de EE.UU. a la economía argentina
En la página 17 del dossier de la USTR se enumeran los principales reclamos estadounidenses hacia la economía argentina, entre ellos:
- Falta de protección a la propiedad intelectual.
- Retrasos en la aprobación de patentes farmacéuticas y biosimilares.
- Venta masiva de productos falsificados en mercados como La Salada y el Barrio Once.
- Obstáculos para proveedores de servicios e importadores en el mercado cambiario.
Negociaciones al más alto nivel
Para contrarrestar estas observaciones, el embajador Gerardo Werthein y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales Luis Kreckler encabezaron múltiples reuniones en Washington con funcionarios clave del gobierno norteamericano, como Howard Lutnick y Jamieson Greer.
Gracias a esta diplomacia activa —y al vínculo estratégico entre Trump y Milei—, Argentina logró reducir los aranceles en un 46% de los productos exportados, y busca que el 70% al 80% de su oferta exportable quede exenta del arancel del 10%.
No obstante, los aranceles del 50% al acero y al aluminio no pudieron ser eludidos. Para Trump, estos materiales son considerados críticos para la seguridad nacional, y no se permitió espacio de negociación. En 2024, Argentina exportó alrededor de US$630 millones en acero y aluminio, siendo el sexto proveedor de aluminio de EE.UU.
La carta que aún no llega
Trump anunció que enviará unas 100 cartas a países estratégicos para comunicar el estatus de sus relaciones comerciales. Hasta ahora, sólo China, Reino Unido y Vietnam firmaron acuerdos formales. La gran incógnita es si Argentina recibirá esa carta eximiéndola de los nuevos aranceles, o si quedará incluida en la ofensiva arancelaria.
Desde Washington, fuentes diplomáticas afirman que una nueva prórroga de la tregua también está sobre la mesa, dada la presión internacional y los posibles efectos negativos en los mercados globales.
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