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La ilusión deportiva que había movilizado a familias y chicos de Unión Santacruceña se quebró en el mostrador del aeropuerto de El Calafate. La delegación descubrió que parte de los pasajes no existía y el sueño del viaje a Córdoba para participar de la 26ª edición de “Juguemos Todos” en Villa Carlos Paz se convirtió en una odisea. El episodio, que encendió la solidaridad de vecinos, comerciantes y del personal del aeropuerto, terminó con los menores de Santa Cruz de regreso a casa y con otro grupo todavía en suelo cordobés, a la espera de la resolución final.
“Los chicos que estaban en Calafate llegaron anoche a las 23.30 al club; ya están en sus casas”, dijo Claudio Leyenda, presidente de Unión Santacruceña, en diálogo con La Opinión Austral. “Los que están en Córdoba, hay padres que están hablando con la señora y dicen que el domingo les habilita los pasajes de vuelta. Estamos esperando; si no, estamos trabajando un plan B para traerlos, que ya casi lo tenemos resuelto”, señaló. El dirigente agradeció “a la gente de El Calafate que se portó genial, al personal del aeropuerto y a todo el periodismo que acompañó desde el primer momento”. También destacó la conducta de las familias: “Los padres se portaron de forma ejemplar”.
El viernes 17, en plena búsqueda de soluciones, Andrea Miranda, madre de uno de los menores, contó que la delegación debía tomar un vuelo a las 10.30 y que, al llegar al aeropuerto de El Calafate, descubrió que varios pasajes no habían sido emitidos. “Nunca recibimos la confirmación y al llegar nos dimos cuenta de que no existían”, afirmó. La situación obligó a una respuesta comunitaria: comerciantes y vecinos consiguieron alojamiento y comida para los chicos, mientras la Policía intervino para garantizar su seguridad.
En lo deportivo, no hay que desviar el foco. “Los chicos iban a la 26ª edición de Juguemos Todos en Villa Carlos Paz, donde iban a jugar chicos de categorías 2017 y 2018”, explicó Leyenda. Unión Santacruceña compite en Futsal AFA y en la Liga Sur, y cada fin de semana participa de encuentros que priorizan valores y pertenencia. “Han ganado y han perdido; son categorías formativas”, remarcó el presidente, quien además adelantó que la institución ya trabaja para reprogramar experiencias fuera de gallegos en 2026 “de otra forma” y garantizar que los pibes “sigan creciendo deportivamente”.
Mientras el grupo que permanece en Córdoba espera que este domingo 19 se habiliten los pasajes, con la expectativa de regresar el lunes 20, el club activó un plan B para traerlos “de una u otra forma” si aquello no se concreta. La prioridad, insistieron, es el bienestar de los chicos y la continuidad del proyecto formativo.
El episodio dejó una enseñanza que trasciende el mal momento: cuando se juega en equipo —club, familias, trabajadores del aeropuerto, medios y comunidad—, la angustia puede transmutarse en cuidado. La pelota volverá a rodar para los chicos de Unión; y cuando vuelva a hacerlo, cada pase tendrá el peso de una certeza: el deporte también educa en la adversidad.
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