Las proyecciones del sector minero para los próximos diez años son altamente promisorias: desde la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) sostienen que, por delante, la industria tiene más de 20.000 millones de dólares en inversiones y aseguran que al menos se triplicarán las exportaciones, que en 2022 fueron de casi 4.000 millones de dólares.

Las cifras se basan fundamentalmente en el crecimiento que se anticipa para la producción de litio y la incorporación de megaproyectos de cobre, que son los minerales más buscados en todo el mundo para la transición de los transportes por combustión hacia la electromovilidad y la digitalización de las sociedades.

No hay que perder de vista, de todos modos, que se trata sólo de estimaciones; es decir, el contexto geopolítico global acompaña y las reservas minerales están probadas, en muchos casos se trata de proyectos con la factibilidad económica hecha e incluso con permisos ambientales aprobados, pero para poner en marcha una nueva mina se requiere de la alineación de muchas otras variables, además de las que tienen que ver con cuestiones financieras o regulatorias, como las de índole político y social.

Lo que hubiera podido ser

En ese sentido, la CAEM se propuso realizar un ejercicio teórico para demostrar que Argentina podría estar exportando ahora la cifra que se estima alcanzar la próxima década. En efecto, según la cámara, si se hubiese puesto en marcha un puñado de proyectos mineros de cobre, potasio, litio, oro y plata -que tenían fecha de inicio e incluso importantes avances, pero debieron ser cancelados o postergados por las dificultades económicas y sociales-, las ventas de minerales al exterior de 2022 podrían haber generado divisas al país por unos 11.900 millones de dólares.

La cámara no menciona cuáles son esos proyectos, lo que sí hizo fue una agrupación en conjuntos de los minerales que ya se podrían estar produciendo con esas cifras. Sólo las minas de cobre, que ya se podrían haber construido, alcanzan para duplicar las exportaciones mineras totales actuales. Según la entidad, se podría haber exportado cobre por unos 4.190 millones de dólares durante el año pasado.

Lo más llamativo es lo que el país se pierde por no haber continuado la construcción de una mina de potasio: se calculó que el país podría estar exportando unos 2.330 millones de dólares por año.

A esto le siguen las exportaciones de litio, oro y plata, que también podrían haberse incrementado si se hubiesen puesto en marcha unos pocos emprendimientos que sufrieron algunas demoras o fueron suspendidos.

Ejemplos

Por caso, El Pachón, en la provincia de San Juan, es uno de esos proyectos de cobre que -aunque siguen en carpeta- no comenzaron en la fecha que se preveía. Glencore, una de las empresas de recursos naturales más grandes del mundo, había estimado una inversión de alrededor de 3.000 millones de dólares y había fechado el inicio en el año 2015. Por esos días se presentaba como “la explotación de cobre más grande del país”, con una vida útil de tres décadas y una producción de 200.000 toneladas de cobre fino al año, que es lo que produjo Bajo La Alumbrera en sus mejores épocas.

En paralelo, Pascua Lama, también en San Juan, fue otro gigante de cobre que no se concretó como se esperaba en 2016, pero en este caso dejó un sabor amargo porque llegó a tener grandes avances, incluso se realizó una inversión millonaria en una planta de proceso, hoy sin actividad. El freno llegó del lado chileno, ya que se trataba de un proyecto de desarrollo binacional con el país trasandino.

Barrick, la empresa canadiense a cargo de la iniciativa, evaluó en su momento la factibilidad de continuar sólo con Lama, que es el brazo argentino del emprendimiento, pero no alcanzó: la parte chilena resultaba determinante para que entrara en funcionamiento. Esa decisión significó un deterioro patrimonial para Barrick de USD 296 millones. No obstante, más que el dinero perdido, lo que genera frustración entre mineros y sanjuaninos es ver cómo se diluye el designio que aseguraba que ese desarrollo iba a servir de empalme con el cierre de Veladero.

Para producir potasio, la mina que se esperaba que estuviera en marcha desde el año 2014 es Potasio Río Colorado, en la provincia de Mendoza, pero luego la firma brasileña Vale decidió suspender su desarrollo a principios de 2013. Se pueden mencionar algunos proyectos más, pero al menos estos tres ejemplos llegaron a generar expectativas ciertas en la última década y en los últimos dos casos la decepción fue mayor porque cortaron de hecho la fase de construcción, que ya se había iniciado.

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