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El 13 de agosto de 1925, en el barrio porteño de Chacarita, nació Carlos Salim Balaá. Con el tiempo, ese joven inquieto se transformaría en Carlitos Balá, un artista que dejó huella en varias generaciones con su flequillo inconfundible, su humor sano y su forma única de conectar con los chicos.

Sus primeros escenarios fueron los colectivos de la línea 39, donde probaba chistes con los pasajeros. Luego llegó a la radio y más tarde a la pantalla chica, formando un trío junto a Alberto Locati y Jorge Marchesini. Tras la disolución del grupo, inició un camino como solista que lo llevó a brillar con programas como El show de Carlitos Balá y El flequillo de Balá, referentes indiscutidos del entretenimiento familiar.

Su legado está repleto de frases y gestos que trascendieron generaciones: el “¿Qué gusto tiene la sal?” con la respuesta a coro “¡Salado!”, el invento de palabras como “Sumbudrule”, el cantito “Ea-ea-ea pe-pé” y el famoso “gestito de idea”.

Entre sus creaciones más recordadas está el “chupetómetro”, un tubo gigante donde miles de chicos dejaban su chupete, declarado patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires.

A un siglo de su nacimiento, la ternura y creatividad de Carlitos Balá siguen presentes en la memoria popular.

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