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El Senado de la Nación realizó un encuentro titulado “Cinco años de la pandemia, algunas reflexiones que nos debemos”, organizado por la Presidencia de la Cámara alta y encabezado por la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel. La actividad tuvo lugar en el Salón Azul, a las 18, y contó con la participación del creador de contenidos Manuel Gorostiaga (Danann), el escritor y analista Pablo Davoli, senadores, autoridades legislativas y público acreditado.
Villarruel abrió el encuentro agradeciendo la presencia de los asistentes y remarcando la importancia de “permitir a los argentinos conocer la verdad sobre la pandemia y la cuarentena entre 2020 y 2021”. Sostuvo que, desde que asumió la presidencia del Senado, había participado en numerosos actos, pero “pocos tan dolorosos y relevantes como este”. Subrayó la necesidad de recuperar las historias de vida detrás de los números y estadísticas y de revisar “una política de Estado que llegó a extremos irracionales”.
El primer orador fue Pablo Davoli, autor del libro COVID-19: incógnitas, certezas y posibles soluciones, quien destacó la “gran importancia institucional” del encuentro. Señaló que las medidas restrictivas afectaron de manera generalizada a la población y avanzaron sobre la libertad física, un derecho básico. “Sin libertad no es posible la virtud ni el bien común”, afirmó, comparando lo ocurrido en Argentina con decisiones tomadas en distintos estados de Estados Unidos y países de la región.
Luego tomó la palabra Manuel Gorostiaga (Danann), creador de contenido y referente en debates de batalla cultural. Sostuvo que, pese a los más de 40 años de democracia desde 1983, “el 20 de marzo de 2020, mediante un decreto del último gobierno kirchnerista, la democracia fue literalmente interrumpida”, afectando derechos y garantías constitucionales.
Danann también relató el caso de Luis Espinazo, quien -según su exposición- fue asesinado por la policía cuando salió a buscar comida para su familia durante el confinamiento. “Una desaparición forzada de la que no hablaron quienes repiten el slogan ‘Nunca Más’”, expresó. Cuestionó además que, mientras la población estaba sometida a estrictos controles, “el gobierno recibía a amigos, estilistas, adiestradores caninos y militantes” en la residencia presidencial para actividades que estaban prohibidas para el resto de la ciudadanía.
En el cierre del acto, Villarruel afirmó que aquel período “difícilmente podría haberse sostenido sin la anuencia de las fuerzas políticas votadas para ser oposición, la complicidad del periodismo, de empresas farmacéuticas y obras sociales privadas, y de infectólogos y figuras televisivas que se arrogaron el derecho de decirnos cómo vivir o morir”. Y concluyó: “Hoy necesitamos alzar la voz y hablar de las víctimas para que las heridas empiecen a sanar”.
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