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El Club Independiente de Río Gallegos celebró su aniversario número 58 con una agenda que combinó competencia para los más chicos, obras en el predio y acciones comunitarias. A casi dos semanas del 30 de octubre —fecha en la que la entidad fundada en 1967 por referentes como Gumersindo Pacheco y dirigentes históricos del antiguo Club Chile cumplió un nuevo año—, el “Rojo de la calle Alvear” coronó los festejos con el torneo infantil “Leonardo ‘Corica’ Mansilla”, bautizado en memoria de uno de sus capitanes y campeones emblemáticos.
El certamen se disputó en dos ámbitos: la categoría 2017/18 jugó en la cancha de césped sintético del predio rojo, mientras que la 2013/14 se desarrolló en el Gimnasio “Juan Bautista Rocha”. La propuesta convocó a una amplia comunidad deportiva: en la más pequeña participaron Talleres, SEC, Ahoniken, Boca Río Gallegos y Rosales como invitados; para la 2013/14 se sumaron además Hispano Americano, Ferro y Don Bosco. El cierre dejó campeones a Talleres (2013/14) y a Boca (2017/18), mientras Independiente se quedó con el subcampeonato en 2013/14 y el cuarto puesto en 2017/18.
Los festejos no se limitaron a la pelota. En la semana previa, la institución inauguró su quincho en el predio deportivo y convocó a las familias a una jornada de forestación que incorporó más de 500 árboles, un gesto que ratificó el vínculo del club con el barrio y la ciudad.
La historia de Independiente es, también, la historia de un semillero. Desde sus primeros pasos en la Liga de Fútbol Sur, la institución cosechó cinco torneos locales y construyó identidad alrededor de nombres propios que marcaron época: el impulso de Gumersindo Pacheco, la huella del recordado “Gordo” Hernández, el arco defendido por “Tocoto” Di Tomaso, el talento de Javier Águila, la garra de “Corica” Mansilla y Cacho Guerrero, además del legado formativo de José Benigno “Flecha” Vera en las infantiles.
El clima que se vivió en el cierre del torneo resumió ese espíritu. Hubo medallas, fotos y abrazos en una tarde que fue más allá del resultado: los pibes se midieron, aprendieron y compartieron cancha con pares de otras camisetas, mientras docentes y profes sostuvieron la organización.
A 58 años de aquel 30 de octubre de 1967, Independiente volvió a mostrarse como lo que es para Río Gallegos: un punto de encuentro. El homenaje a Leonardo “Corica” Mansilla, los chicos y las chicas en la cancha, los árboles plantados para echar raíces y los vecinos alrededor de una mesa en el quincho recién inaugurado sintetizaron una manera de entender el deporte como escuela de vida.
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