Your browser doesn’t support HTML5 audio
La industria láctea argentina atraviesa uno de sus momentos más críticos. Cuatro compañías de gran peso —SanCor, Lácteos Verónica, ARSA y La Suipachense— enfrentan graves problemas financieros, productivos y gremiales que amenazan su continuidad. La situación genera preocupación tanto en consumidores como en miles de trabajadores del sector, y plantea la posibilidad de que quesos, yogures y mantecas tradicionales desaparezcan de las góndolas de los supermercados.
En 2025, el combo de caída del consumo interno, suba de costos, tasas de financiamiento elevadas y conflictos sindicales golpeó de lleno a las principales empresas del rubro.
Las cuatro firmas mencionadas concentran más de 2.000 empleados directos, muchos de los cuales denuncian sueldos atrasados, suspensiones o reducción de tareas. En varios casos, las plantas están directamente paralizadas, mientras que en otros operan con volúmenes mínimos.
El impacto en el mercado ya se siente: quesos duros SanCor, yogures Verónica y la manteca Tonadita escasean en las góndolas y podrían desaparecer en el corto plazo si no se revierte la crisis.
SanCor: de líder nacional a sobrevivir día a día
La cooperativa SanCor, que supo ser el mayor referente lácteo del país, acumula deudas cercanas a los $20.000 millones. La falta de pago a proveedores de leche y compromisos con trabajadores y sindicatos derivó en un nivel productivo casi marginal: menos de 300.000 litros diarios procesados.
Esto compromete la continuidad de contratos con terceros y la elaboración de productos icónicos como la manteca Tonadita y quesos cheddar. Sus plantas de La Carlota y Devoto, en Córdoba, apenas cumplen con entregas mínimas.
Lácteos Verónica: el derrumbe de un histórico referente
En Santa Fe, Lácteos Verónica vive un escenario de paralización casi total. La empresa, que llegó a procesar un millón de litros diarios de leche, hoy apenas alcanza los 200.000 litros.
La compañía arrastra más de 2.800 cheques rechazados por un total superior a $9.500 millones y denuncias judiciales por triangulación de activos. Además, enfrenta un conflicto gremial con ATILRA tras haber pedido un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) que incluía reducción de personal y pago parcial de sueldos.
La incertidumbre es total: de los 700 empleados, la mayoría cobra sueldos atrasados en cuotas y con carácter no remunerativo.
La Suipachense: la cuenta regresiva hacia el cierre
Con sede en Suipacha (Buenos Aires), La Suipachense podría dejar de operar en apenas 15 días. La firma perdió a sus proveedores de leche, pasó de procesar 250.000 litros diarios a cero, y hoy acumula deudas por más de $3.600 millones.
La situación laboral también es crítica: los empleados denuncian sueldos impagos de julio y agosto, cargas sociales adeudadas y falta de respuesta de los dueños venezolanos del grupo Maralac. Ya hubo despidos y se teme que otros 140 trabajadores queden en la calle en las próximas semanas.
ARSA: los yogures SanCor en peligro
ARSA (Alimentos Refrigerados S.A.), controlada por Vicentin y administrada por Maralac, también está en jaque. Sus plantas de Arenaza (Buenos Aires) y Monte Cristo (Córdoba) permanecen paralizadas desde mayo, y los trabajadores asumen que no volverán a reactivarse.
La empresa está en concurso preventivo desde 2024, con un pasivo de $49.700 millones y garantías adicionales por otros $67.300 millones vinculadas a la compra de activos de SanCor.
En este marco, los yogures y postrecitos SanCor, elaborados por ARSA, ya muestran faltantes en supermercados, con riesgo de desaparecer del mercado en los próximos meses.
Qué productos lácteos podrían desaparecer de las góndolas
Si no aparecen inversores o soluciones concretas, estos son algunos de los productos que podrían dejar de encontrarse en los supermercados argentinos:
- Quesos duros y cheddar SanCor
- Manteca Tonadita
- Yogures y postres SanCor (elaborados por ARSA)
- Quesos, yogures y leches Lácteos Verónica
- Productos lácteos de La Suipachense
Impacto en consumidores y trabajadores
La crisis no solo amenaza el bolsillo y las elecciones de compra de los argentinos, sino que también pone en jaque a 2000 familias que dependen de la actividad láctea.
La industria láctea argentina enfrenta un dilema histórico. La falta de políticas de incentivo, la caída del consumo interno y la presión de los costos financieros generan un escenario complejo que ya impacta en marcas con décadas de historia.
De no mediar soluciones rápidas, los argentinos podrían dejar de ver en las góndolas productos que formaron parte de su vida cotidiana durante generaciones.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario