Your browser doesn’t support HTML5 audio
Un balazo en la nuca a una nena de 9 años para robar un auto dejó la muerte latiendo en todas las consecuencias. La política discute paquetes mientras las leyes de la vida ya están rotas. Para la familia el paso del tiempo será una provocación. La ausencia más helada. Cuando muere un hijo ningún portarretrato sirve más.
Los culpables saldrán con vida, pero no saldrán vivos, eso es otra cosa.
Un periodista con rating dijo “los quiero muertos” y un diputado subió la foto de un queso gruyere. Hace tiempo que Argentina reparte gatillos, mientras todos tenemos una granada en la garganta.
Capturan a 4, liberan a 1, buscan a uno más. Celebran por twitter. Hasta las últimas consecuencias. Todo está bajo el control que pende de un hilo de un inocente muerto en su última reencarnación.
Las fuerzas del suelo están rotas. En la primaria tenía miedo de las tormentas. Mi abuela cerraba las puertas y mi nono ponía Radio Mitre más fuerte para cuidarme del ruido, pero no alcanzaba. “A los truenos se le contesta con rezos” decía mamá. Y mirábamos a Dios sin pasar por el cielo.
Un Ave Maria en tiempos de agua sucia es otro nunca más.
La falta de Uma rompió la nube de los 2 lados.
Leé más notas de Facundo Pedrini
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario