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La Patagonia futbolera vuelve a estar en el centro de la escena. Este domingo, desde las 17.15, Deportivo Madryn será local de Deportivo Morón en el estadio Abel Sastre, en la revancha de la semifinal del Reducido de la Primera Nacional. El Gallito llega con la ventaja del 1–0 conseguido en el Oeste y el Aurinegro está obligado a ganar para sostener su segunda oportunidad de ascenso a la Liga Profesional, en un contexto donde el fútbol convive con la polémica.

El “Aurinegro” en su última presentación en el Abel Sastre.

Madryn encara la cita después de una temporada que ya fue histórica. Ganó la Zona A de la fase regular, perdió la final por el primer ascenso frente a Gimnasia de Mendoza y se volcó al Reducido para intentar el último salto. En cuartos de final dejó en el camino a Gimnasia de Jujuy en una serie atravesada por el escándalo: el partido de ida se suspendió en el entretiempo por las amenazas denunciadas por el árbitro Lucas Comesaña y el Tribunal de Disciplina de AFA resolvió darle el triunfo 3–0 a los chubutenses, que luego lo ratificaron con un 1–0 en casa.

Morón, por su parte, sostuvo una campaña sólida en la Zona B, donde terminó cuarto detrás de Gimnasia de Mendoza y de los Estudiantes (Río Cuarto y Caseros), los otros semifinalistas. En el Reducido superó primero a San Martín de Tucumán y luego a Atlanta, y en su estadio golpeó primero ante Madryn. El 1–0 de la ida le permite viajar a la Patagonia con ventaja, sabiendo que un empate lo dejará en la final por el segundo ascenso.

Sin embargo, la previa no quedó limitada a lo que pasa en el césped. En los días posteriores al primer partido, el Tribunal de Ética de AFA decidió suspender provisionalmente por 30 días a Walter Otta, técnico de Morón, por presuntas declaraciones contra el arbitraje y contra la conducción de la casa madre, encabezada por Claudio Tapia y Pablo Toviggino. Esas supuestas frases circularon primero como capturas y audios en redes sociales, y tanto el club como el entrenador las calificaron como una noticia falsa, anunciando que presentarán pruebas y acciones legales para limpiar su nombre.

La sanción dejará al Gallito sin su DT en el banco en un partido clave y reavivó el debate sobre el clima que rodea al Reducido. Morón emitió comunicados defendiendo la “honestidad” y “respeto” de Otta y cuestionó las “operaciones” que, según la institución, intentan manchar la competencia en la antesala de un duelo decisivo. En paralelo, el nombre de Madryn volvió a aparecer vinculado a fallos y decisiones arbitrales que todavía resuenan en el Ascenso.

Entre tanta tensión, el foco vuelve a pasar, inevitablemente, por el juego. El equipo de Leandro Gracián se apoya en una estructura reconocible: una defensa firme, un mediocampo intenso y la jerarquía de sus atacantes, con Luis Silba como referencia y la pelota parada como arma constante. Además, el Abel Sastre se transformó en un terreno difícil para cualquier rival y es uno de los pilares del sueño patagónico de llegar a Primera.

Madryn no solo está obligado a ganar, también puede ampararse en la ventaja deportiva que ofrece el reglamento del Reducido: al haber sido el mejor ubicado en la tabla general, si iguala la serie en el resultado global quedará con vida y accederá a la final. Morón, en cambio, necesita sostener el 1–0 global o evitar una derrota que reactive esa ventaja del local. El ganador enfrentará al vencedor del cruce entre Estudiantes de Río Cuarto y Estudiantes de Caseros.

EN ESTA NOTA Deportivo Madryn

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