Laura Sirotzky, subsecretaria de Educación Social y Cultural del Ministerio de Educación, y Sofía Macchi, directora de la asociación civil Preservate, resaltaron la importancia de seguir trabajando en Educación Sexual Integral (ESI) como un factor imprescindible para lograr el pleno ejercicio de la salud sexual de las personas, ante los aún elevados índices de desconocimiento.
Desde 2010, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció al 4 de septiembre como el Día de la Salud Sexual, con el objetivo de difundir y reivindicar este derecho, entendido como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social en relación con la sexualidad y no simplemente la ausencia de enfermedades.
“La salud sexual se define y entiende a partir de una comprensión amplia de la sexualidad y ésta última es entendida a su vez como un aspecto central de las personas”, explicó Sirotzky.
En la Argentina, los derechos sexuales, que “se fundamentan a su vez en los derechos humanos universales”, son reconocidos en numerosas leyes nacionales, como la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral; la Ley 25.673 de Salud Sexual y Procreación Responsable; y la Ley 26.743 de Identidad de Género, entre otras.
Todo ello apunta a garantizar la posibilidad de ejercer una vida sexual plena, saludable y placentera, que respete y valorice la orientación sexual e identidad de género de cada persona, sin discriminación, miedos o violencia.
Sin embargo, uno de los principales obstáculos a la hora de acceder y garantizar los derechos sexuales es la falta de información y el desconocimiento de la sociedad.
Al respecto, Macchi aseguró que Preservate -un proyecto que brinda talleres y charlas de ESI en instituciones educativas formales y no formales- nació justamente a partir de reconocer “la falta de información generalizada, tanto en adolescentes como en personas adultas”, que no se limita a los sectores más vulnerables, ni se trata de “un problema de posibilidades de acceso”.
La información es “la puerta de entrada para ejercer la salud sexual en lo amplio del concepto y para tener la libertad de sentir, vivir y permitirnos un montón de cosas que la sociedad impide por todos los estereotipos y mitos arraigados que tenemos”, añadió la directora de la asociación.
En este sentido, la ESI contribuye a “garantizar el derecho de niñas, niños y jóvenes a la información” y a contar con personas adultas que “acompañen su crecimiento y promuevan sus derechos”, señaló Sirotzky.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario