Día Nacional del Bandoneón: por qué se celebra este 11 de julio

Este 11 de julio se conmemora en toda la Argentina el Día Nacional del Bandoneón, una fecha que rinde homenaje a uno de los sonidos más representativos del tango y de la identidad cultural del país.

El fuelle atravesó generaciones y paisajes, convirtiéndose en emblema de la música ciudadana y en símbolo de una tradición que sigue viva en orquestas, milongas y escuelas.

Por qué se celebra el Día del Bandoneón el 11 de julio

La elección de esta fecha remite al nacimiento de Aníbal Carmelo Troilo, ocurrido en Buenos Aires el 11 de julio de 1914. Considerado una figura central del género, su talento dejó una huella imborrable tanto como intérprete como en su rol de compositor, arreglador y director.

Apodado el “bandoneón mayor de Buenos Aires“, desarrolló una extensa carrera artística que se prolongó por más de cuarenta años, dejando clásicos como Sur, La última curda y Barrio de tango, que aún resuenan en la memoria colectiva.

El reconocimiento oficial se dio en dos etapas. Primero, en el año 2000, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires estableció esta jornada mediante la Ley 366. Cinco años más tarde, el Congreso Nacional sancionó la Ley 26.035, extendiendo la efeméride a todo el territorio argentino.

La iniciativa fue impulsada por el poeta Horacio Ferrer, presidente de la Academia Nacional del Tango, junto a Francisco Torné, nieto de Zita Troilo, compañera de toda la vida del músico.

Originario de Alemania, el bandoneón llegó al Río de la Plata hacia fines del siglo XIX. Nacido como una variante de la concertina, fue rápidamente adoptado por músicos locales que lo transformaron en una herramienta expresiva clave para el tango, desplazando con el tiempo a la guitarra criolla y definiendo una nueva estética sonora.

La jornada no solo recuerda el legado de Troilo, sino que también celebra el trabajo de quienes, a lo largo del tiempo, enriquecieron esta tradición: ejecutantes, compositores y artesanos que fabrican y restauran el instrumento. Su preservación como parte del patrimonio cultural intangible sigue viva en aulas, escenarios y festivales de todo el país.