Al cumplirse 5 años de la primera marcha de “Ni una menos”, el 3 de junio pasado, el Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) dio inicio a la comisión de género y ambiente. La reunión comenzó con la presentación de las autoridades a cargo de la comisión y siguió con la instauración de las principales líneas de acción en función de las políticas de género que ya se vienen implementando en las distintas provincias. En ese marco, comenzaron a trazar un camino hacia el futuro.

La Comisión de Género y Ambiente de COFEMA, integrada por representantes de todas las jurisdicciones, tiene como objetivos principales la visibilización de la mujer como protagonista en el desarrollo sostenible y la generación de acciones de igualdad e inclusión en todo el territorio nacional, en cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible N° 5 (ONU).

Para pensar el vínculo entre género y ambiente hablamos con Erika Gonnet, coordinadora de la comisión de género y ambiente de COFEMA.

Entre algunas de las cuestiones que nos interpelan, nos preguntamos, por ejemplo ¿cuáles son los aportes que ofrece una perspectiva de género sobre las políticas ambientales?

E.G: Brindar una perspectiva de género a las políticas ambientales, implica reivindicar el rol de las mujeres y disidencias en la toma de decisiones. Es decir, viabilizar la accesibilidad a través de la creación de planes, proyectos y acciones que tengan en cuenta sus necesidades.

Los conflictos ambientales y las consecuencias de la degradación del planeta no abordan de la misma forma a hombres y mujeres, y afecta principalmente a las personas con mayores vulnerabilidades. Por ello planificar con perspectiva de género implica planificar con un abordaje inclusivo y equitativo.

¿Qué lugar han tenido los movimientos feministas populares en las luchas socio-ambientales referidas a los modos extractivistas de producción?

E.G: Es interesante mencionar que existen corrientes, como el ecofeminismo que plantean que la ciencia y la tecnología no eran neutras en relación con el género y, manifiestan una estrecha conexión entre la relación de dominio explotador entre el hombre y la naturaleza (modelada por la ciencia reduccionista moderna a partir del siglo XVI).

Para que exista un ambiente sano y equilibrado; es necesario resignificar y poner en práctica los valores del cuidado; es decir la vida, la diversidad, la eco-dependencia e interdependencia, la amabilidad y amorosidad y en este punto el rol de las mujeres vuelve a cobrar relevancia, ya que las mismas tradicionalmente han sido relegadas a las tareas de cuidado; y la atención y el cuidado de los demás aparece en este nuevo paradigma ambiental como “esencial para la vida humana y el ambiente.”

Desde una perspectiva de género ¿cuál es la diferencia entre sustentabilidad y sostenibilidad?

E.G: La sostenibilidad es un concepto que implica la noción de interdependencia, eco-dependencia y la perdurabilidad en el tiempo. Desde una perspectiva de género, traduce la necesidad de cuidado de todas las personas como dependientes de otras en algún momento de nuestras vidas. En cambio, la sustentabilidad incluye procesos para conservar y proteger los recursos naturales del Planeta, pero sin tener en cuenta las necesidades sociales específicas.

En este contexto, es válido recordar algunos pasajes del artículo que escribió, en esta misma sección, Pablo Hernández sobre educación ambiental. Allí propone entender la educación ambiental como un proceso continuo, que trata de crear y fortalecer las «raíces» internas que van a permitir la enseñanza de la naturaleza holística del ambiente, a través de enfoques interdisciplinarios y de solución de problemas. Porque, entendida de este modo, contribuye a desarrollar las habilidades y actitudes necesarias para comprender las relaciones entre los seres humanos, sus valores, culturas y la relación con el mundo natural.

La perspectiva de género en este proceso de enseñanza de respeto socio-ambiental, es una herramienta fundamental para consolidar la sostenibilidad de las transformaciones sociales y productivas.

Bien, ahora retomando la primera pregunta referida al aporte de una perspectiva de género en las políticas ambientales, no quisiera dejar pasar el proyecto de ley presentado para su debate sobre el tratamiento y protección de humedales en territorio argentino. Es que una de las aristas a tener en cuenta es la referida a la aplicación de la perspectiva de género, al respecto el proyecto de ley dice: “Necesitamos una Ley que ponga en valor los roles, contribuciones y conocimientos de las mujeres en defensa de los humedales, que atienda sus necesidades específicas y respete sus derechos. La Ley debe contener disposiciones que aseguren diversidad de género con participación activa y efectiva en procesos de toma de decisión. Por otro lado, debe promover: la obtención de datos desagregados por género, materiales de comunicación género responsivos, apoyo a iniciativas que empoderen a las mujeres como agentes de cambio, capacitaciones de autoridades competentes sobre género y el respeto a normativa nacional e internacional sobre género en el marco de la implementación de la Ley de Humedales”.

Hace poco leí un artículo que plantea la necesidad de un pacto eco-social ante la crisis ambiental global en la que nos encontramos. Este pacto social, ecológico y económico, considera que necesitamos reconciliarnos con la naturaleza, reconstruir con ella y con nosotros mismos un vínculo de vida y no de destrucción.

Nadie dice que será fácil, pero se nos presenta la oportunidad de cuestionarnos algunos de los basamentos que nos han traído hasta acá, y creo que el ejercicio de deconstrucción de los paradigmas establecidos es el camino en el que debemos seguir andando.

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