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El podólogo acusado de envenenar a su esposo reconoció ante el tribunal que manipuló los sueros en la clínica de Recoleta, aunque aseguró ser inocente. El juicio por el presunto homicidio cuádruplemente agravado de Roberto Alfonso Aquiles Guzmán Jaque, ocurrido en 2020, reveló un plan frío y meticuloso, registrado por las cámaras de seguridad del sanatorio.
El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOCC) Nº5 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dio inicio a un juicio que estremece: el del podólogo Guillermo Germán Berjeli (47), acusado de envenenar a su esposo, el ciudadano chileno Roberto Alfonso Aquiles Guzmán Jaque, mientras estaba internado en terapia intensiva en el Sanatorio Anchorena. Según la investigación, el acusado manipuló trece veces, en un lapso de diez días, los sueros del paciente que finalmente falleció el 12 de enero de 2020.
Berjeli admitió ante los jueces Cinthia Oberlander, Adrián Pérez Lance y Juan Manuel Grangeat haber cambiado los sueros, aunque afirmó que contenían “solución fisiológica bendecida por un cura” y negó haber alterado medicación alguna. “No se me ocurriría matar a nadie, ni siquiera a un animal”, dijo en su primera declaración desde la detención.


Sin embargo, las pruebas son contundentes. Cámaras de seguridad muestran a Berjeli realizando intercambios de sueros entre el 2 y el 11 de enero, mientras su pareja agonizaba en la cama 11 del sanatorio. La investigación judicial sostiene que el podólogo introdujo sustancias tóxicas como metanol o etilenglicol en el cuerpo de la víctima, provocando un deterioro progresivo que terminó en muerte.
La jefa de la unidad de terapia intensiva, una de las primeras testigos en declarar, relató que tras detectar irregularidades en los sueros solicitó las grabaciones, donde se confirmaron las sospechas: Berjeli había armado un plan calculado y metódico, gota a gota. La médica describió síntomas compatibles con intoxicación y aseguró que la evolución del paciente fue “inexplicablemente rápida y fatal”.
El móvil económico también quedó expuesto. Según el juez Diego Javier Slupski y el fiscal Pablo Recchini, el acusado buscaba heredar bienes valuados en más de 300.000 dólares que Guzmán Jaque tenía en Chile: un fondo de inversión, una cuenta bancaria y un departamento en Santiago. Incluso, testigos declararon que Berjeli discutió con la madre de la víctima tras el velorio, reclamando propiedades y dinero.
El hermano de la víctima desmintió al acusado y relató que ni su madre ni él pudieron decidir sobre el velorio ni la cremación, que se realizaron en tiempo récord. “Me pareció extraño que estuviera más preocupado por los bienes que por la muerte de mi hermano”, declaró ante el tribunal.
Berjeli está detenido en el Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza y enfrenta cargos por homicidio cuádruplemente agravado por el vínculo, alevosía, suministro de veneno y codicia, delitos que prevén prisión perpetua.
El juicio comenzó el 19 de marzo, con los primeros y nuevos testimonios clave y con la sombra de un crimen que la Justicia califica de premeditado, cruel y calculado.
Un plan macabro y una herencia millonaria
Las pruebas revelan un plan siniestro que comenzó meses antes del homicidio. Detectives de la Policía de la Ciudad analizaron nueve DVD’s con grabaciones que muestran cada maniobra del acusado. La cronología es escalofriante: entre el 2 y el 11 de enero de 2020, Berjeli ingresó repetidamente a la sala, ocultando sueros en su mochila y manipulando el goteo intravenoso de su esposo.
El último cambio ocurrió el 11 de enero a las 15:56. Al día siguiente, Guzmán Jaque murió a las 7 de la mañana. El método elegido fue lento y letal: intoxicación por alcoholes pesados, que causaron insuficiencia renal, alteración del sensorio, desorientación y parálisis.
Tras la muerte, Berjeli intentó cobrar la herencia, pero la legislación chilena no reconoció la unión civil y quedó con las manos vacías. Detenido en julio de 2023, fue procesado en agosto y ahora enfrenta un juicio que podría condenarlo a prisión perpetua.
La familia pide justicia
La madre y el hermano de la víctima, junto a su abogado Diego Carbone, reclaman justicia y sostienen que el crimen fue cometido por ambición económica. “Mi madre siempre sospechó que algo raro había ocurrido. Esto fue premeditado y cruel”, declararon ante la prensa.
El juicio promete más revelaciones y mantiene expectante a la opinión pública por el grado de perversidad que rodea al caso. La próxima audiencia será el 19 de marzo, cuando el tribunal escuche nuevos testimonios y decida el futuro del podólogo que, según la acusación, asesinó a su esposo con un veneno letal, gota a gota.
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