Así lo señaló María Victoria Boccio, médica ginecóloga del Grupo Centro Rosario, en diálogo con Télam y explicó que la histerectomía puede ser realizada por laparotomía o laparoscopía.
La primera de ellas implica abrir el abdomen de la paciente “con bisturí de manera tradicional”, mientras que con la laparoscopía, en cambio, “se introduce una cámara por el ombligo”, a través de la cual se inspecciona toda la cavidad pelviana, indicó la médica.
A pesar de esta diferencia inicial, “el trabajo dentro es exactamente el mismo”.
La decisión de qué técnica será utilizada es tomada por los médicos a cargo de la cirugía, que evaluarán entre otras cosas la tecnología disponible en la institución, ya que a diferencia de la laparotomía, que “sólo necesita una caja de cirugía tradicional”, esta modalidad requiere de “mayor tecnología para hacer un procedimiento seguro”.
Para intervenir por vía laparoscópica, primero se debe insuflar el abdomen con dióxido de carbono, que “crea una cavidad virtual dentro del abdomen que nos da espacio para poder trabajar” a partir de trocares, que son “vías de acceso más pequeñas”.
Esto permite introducir luego “una especie de manitos, denominadas grasping, que se usan dentro de la panza para hacer la cirugía”, detalló Boccio, y agregó que mediante el uso de bipolar, tijeras o de bisturí armónico se comienzan a “cortar los ligamentos para realizar la histerectomía”.
La histerectomía puede ser subtotal, cuando se extirpa únicamente el útero; total, cuando se quita el cuerpo y el cuello del útero; o una anexohisterectomía, cuando se extirpan ambas partes del órgano y los ovarios.
La ginecóloga señaló que el beneficio de la histerectomía por laparoscopía es que la recuperación postoperatoria es “mucho más rápida y mejor” y, por lo general, las pacientes “deben permanecer menos días internadas”.
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