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El fútbol argentino vivió un momento estremecedor este fin de semana durante el encuentro entre Nueva Chicago y Gimnasia de Jujuy, por la Primera Nacional. A tan solo cinco minutos del final del partido, el defensor Stéfano Callegari fue víctima de una durísima falta que le provocó una fractura en el tobillo izquierdo, generando conmoción en el estadio y entre los fanáticos.

Callegari, que intentaba salir del fondo con la pelota dominada en busca del empate, fue brutalmente derribado por Jeremías Perales, jugador del “Lobo Jujeño”, quien se lanzó al piso de manera imprudente y le enganchó la pierna al marcador central del “Torito”. La imagen fue impactante y rápidamente el árbitro Fabricio Llobet mostró la tarjeta roja directa al agresor.

La reacción fue inmediata: Callegari, desde el césped y con claros gestos de dolor, intentó increpar a su rival antes de desplomarse definitivamente. Compañeros y rivales pidieron asistencia médica urgente, y el futbolista fue trasladado en ambulancia desde el estadio hasta el aeropuerto provincial, con destino a Buenos Aires, donde será sometido a una intervención quirúrgica. Aunque el diagnóstico oficial aún es reservado, se confirmó que sufrió una fractura grave y estará fuera de las canchas por varios meses.

Este trágico episodio marcó una jornada negra para Nueva Chicago, que no solo perdió 2-1 ante Gimnasia de Jujuy, sino que también sufrió la baja de uno de sus jugadores clave. Con este resultado, el equipo de Mataderos quedó en la 14ª posición de la zona B, con solo 13 puntos, mientras que el conjunto jujeño se consolida como líder con 28 unidades, superando por cuatro a Gimnasia de Mendoza y Defensores de Belgrano.

La lesión de Callegari ya es considerada una de las más escalofriantes de la temporada en el fútbol argentino y ha encendido el debate sobre la dureza de ciertas entradas en el ascenso.

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