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El mercado global de la carne atraviesa un período de tensión caracterizado por el déficit global de producción de carne y el aumento del consumo, una situación que, según el especialista en Agronegocios Andrés Costamagna, afecta directamente los precios en Estados Unidos y, de forma indirecta, la balanza comercial argentina.

En declaraciones al canal “Ahora Play”, analizó el contexto internacional y desestimó que los rumores de un acuerdo de exportación con Washington estén detrás de la suba de precios en Argentina.

El especialista en Agronegocios Andrés Costamagna.

Políticas de Trump

Consultado sobre un supuesto beneficio en un acuerdo con Estados Unidos para la exportación de carnes argentinas, Costamagna respondió que el pacto “cuando esté puede ser un beneficio, pero todavía no está”.

Explicó que si bien el presidente Donald Trump tiene la potestad de subir aranceles por orden ejecutiva, para quitar aranceles es probable que se requiera ir al Parlamento americano. Trump podría utilizar una orden ejecutiva para ponerle un límite temporal a la quita, por ejemplo, diciendo que, “habiendo escasez de no sé qué producto, supongamos la carne, por dos años hago esto”.

No obstante,  minimizó el impacto del volumen argentino: Estados Unidos importa 2,3 millones de toneladas, y solo se incrementarían 60.000 toneladas a Argentina, de las cuales 20.000 son libres de arancel y 40.000 con aranceles. Este volumen “es ínfimo” y “sobre los productores americanos no impacta”.

La tensión real, explicó Costamagna, se debe a que Trump le aplicó un arancel del 50,4% a Brasil y cerró las importaciones brasileñas con ese número. Este incremento se dio en represalia porque la Corte Suprema de Justicia detuvo a Bolsonaro, amigo de Trump, permitiendo que suba Lula, a quien no aprecia. El arancel subió al 76,4%, una cifra con la que “los brasileros no pueden meter 1 kilo de carne en Estados Unidos”. Sin embargo, la relación con Brasil aparentemente mejoró y están evaluando una baja de ese 50%.

El gobierno de Estados Unidos comunicó un acuerdo marco comercial con la Argentina.

La medida creó un “bache” que eliminó las 150.000 toneladas que enviaba Brasil. El “premio consuelo” es recomponer el hueco trayendo “80.000 de la Argentina”. Pese a la especulación, Costamagna insistió: esa apertura “todavía no está”, por lo que no influye en el precio local. Sí confirmó que Argentina está exportando mucho más que en 2024 y 2023 porque el precio interno de Estados Unidos permite exportar incluso con un arancel del 10%.

Déficit Global

El problema de fondo para Estados Unidos es que produce 10 millones de toneladas y consume 12,5 millones y debe comprar afuera 2,5 millones de toneladas. Al pelearse con Europa y Brasil, dos de sus principales abastecedores que enviaban cerca de un millón de toneladas de ese total, se genera una fuerte “tensión al mercado”.

Esta situación es un “drama para los consumidores norteamericanos”, ya que la carne en Estados Unidos viene aumentando hace cuatro años. La suba de precios se profundizó con la llegada de Trump al sacar a uno de los principales abastecedores. Los americanos, principales consumidores de carne vacuna del planeta (por arriba de 50 kg), “no están muy contentos” con el alza de precios en la góndola.

El aumento del consumo se explica, en parte, por un cambio en los consumidores: existe una droga para bajar de peso cuya dieta posterior exige carne vacuna, y los que hacen fitness prefieren carne vacuna.

La caída del stock ganadero en EE.UU. se debe a la sequía y a políticas anticrecimiento del sector, influenciadas por la presión ambientalista desde la presidencia de Joe Biden. Esta “falta de producto a nivel global” y la “demanda creciente” no es exclusiva de EE.UU: cae el stock en Brasil, Australia, Argentina y Europa. El especialista proyectó que, debido a esta tendencia global, la tensión y escasez “va a durar tres o cuatro años”.

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