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Por Hugo Ferrer

Pasaje Bollini 2233, Capital Federal. La “casa” y estudio de fotografía de Aldo Sessa.

Balcarce 24, Balcarce 50, Capital Federal. Casa de Gobierno. La “casa” y estudio de fotografía de Víctor Buggé.

Hace unos días, ambos se reencontraron. Aldo fue a “la Rosada”.  

Durante casi tres horas, compartieron anécdotas e historias en la oficina – estudio que Víctor ocupa en Casa de Gobierno. El, desde 1978 es fotógrafo de presidencia. Trabajó hasta esa época en Editorial Atlántida. Con Aldo se conocen desde aquellos años. Y luego, admiración mutua. Durante el gobierno del presidente Carlos Menem se afianzó esa relación. Aldo, además, de la fotografía artística, sigue colaborando con los diarios La Nación y La Gaceta de Tucumán.

Crónica pudo hablar ambos. Encuentro único e inolvidable.

Victor siempre había ido a visitar a Aldo a su estudio. “Entrar ahí es un momento único. Uno tiene que andar, vivir, caminar entre cámaras, fotos, pinturas. Ese es el mundo de Aldo. Ahora, vino a verme mi ‘casa’”, le dijo a Crónica. Mi encuentro con él fue como mirar una cámara nueva. Cada palabra es un aprendizaje. Habla también con las manos y sus ojos, con su mirada”.

“YO TE HAGO LA FOTO” Aldo Sessa, con su Leica, retrató a Víctor Bugge. Para Sessa, Buggé “es como un gato que se mueve silenciosamente y no aparatosamente. Hace su trabajo, pica, y se va.”. Para Bugge, estar con Sessa “fue como mirar una cámara nueva. Cada palabra es un aprendizaje.”

Esta vez, Aldo fue su invitado exclusivo. Comieron pizza. Durante las casi tres horas que estuvo también le habló al equipo de fotografía de Presidencia que lidera Víctor Bugge. Y Aldo, siempre con su Leica en la mano.

Víctor se emociona. “Al otro fotógrafo que admiré y admiro es Arturo Mari, el fotógrafo del Vaticano. “Durante casi 50 años hizo fotos a los pontífices. Más de 5 millones de negativos, de obturaciones. Fue impresionante estar con él”.

Y así surge que “el encuentro con Aldo es como si hoy me tuviera que reencontrar con Don Ricardo Alfieri. ¡Otra eminencia!”

Según Víctor, “la nuestra es una generación única de fotógrafos”. Ambos integran el Jurado de Adepa y celebraron cuando Bugge el año pasado fue homenajeado por sus fotos a 40 años de la Democracia.

En las fotos con Aldo Sessa, apareció de fondo un retrato de Gardel. “Los hacía mi viejo, Miguel, y luego los vendía. Fue el reportero gráfico número 15, el que me enseñó todo. Este recuerdo de él es muy especial, por eso lo tengo acá, me acompaña. Era ¡gardeliano y maestro! Y por eso en la foto con Aldo quise que apareciera”. Y también se ve, al fondo,  el banderín de Chacarita. Víctor es categórico: “Un hincha de Chaca vale por diez”.

Víctor con su Nikkon d4 lente 16 mm. Aldo, con su Leica. Sus ojos, su forma de ver, de mirar, es distinta,pero tienen algo en común: ven la foto antes de sacarla. Ya se la imaginan, la crean y si el hecho sucede, sus fotos son únicas.

Los dos nacieron sin el Photoshop, pero se adaptan con el avance de la tecnología. Añoran la fotografía analógica. Y cómo era el revelado de los negativos: lo ideal, era el trabajo del laboratorio de fotografía, pero han revelado en los lugares más insólitos, como los baños, donde armaban “la cubeta”. Víctor, fue preciso: “En el inodoro colocaba la ampliadora y el revelador en el bidé. En otros lugares, teníamos que oscurecer los vidrios. Y ni hablar cuando revelamos hasta en un ropero. ¡Todo por una foto!

“¿ME FIRMÁS LA FOTO?”. Aldo Sessa autografíó sus fotos personales y se las regaló a Víctor Bugge. Al fotógrafo presidencial le preocupa la durabilidad de las viejas imágenes porque los archivos se van perdiendo. La digitalización fue un avance revolucionario. Considera que “la foto siempre es una, no 10”.

Aldo Sessa, mantiene intacta su pasión por la fotografía. Con Crónica revivió el encuentro en Casa Rosada. “Víctor es un fenómeno porque aparte de cumplir cabalmente y efectivamente su misión periodística como fotógrafo, es como un gato que se mueve silenciosamente y no aparatosamente.  Hace su trabajo, pica, se va, pasa otra cosa y si tiene algo al lado lo cubre y se va de mambo, digamos, y sigue haciendo coberturas de todo lo que se mueve alrededor de la escena principal una vez que ya la cazó. Además de hacer las fotos de cobertura rigurosas y bien hechas, por supuesto, tiene ángulos netamente artísticos, lo cual es una rareza en el periodismo porque él a todas las fotos le pone un sello de su personalidad. Y hace fuera de foco, en muchos casos de primer plano o de último plano. Y siempre hay un toque artístico con su trabajo. En ese punto tenemos un lugar de encuentro porque yo me dedico totalmente a la fotografía artística y por otro lado también tengo un background relacionado con el fotoperiodismo. Admiro muchísimo a Víctor. Y estoy muy honrado con esta amistad”. 

Las fotos de Aldo Sessa y de Víctor Bugge están en la memoria de los argentinos. Tiene su ADN. A Víctor le preocupa la durabilidad de las viejas imágenes porque los archivos se van perdiendo. La digitalización fue un avance revolucionario. Considera que “la foto siempre es una, no 10”. Reconoce la facilidad que implica sacar la tarjeta de la cámara, ponerla en la PC o celular y mandar la foto. Ese instante mágico y ahorro de tiempo, imbatibles. Aldo, también se define:  Me interesa mucho el fotoperiodismo y muchas veces me prendo, para mi archivo, de situaciones que se generan en nuestro país o en el exterior. Siempre me interesó, me gusta ‘la rosca’, me gusta mucho ese hilo finito que a uno lo une con la realidad y con el peligro”.

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