La angustia y la incertidumbre se apoderaron del hogar de Cecilia Guzmán, madre de Abel Guzmán, responsable del asesinato del peluquero Germán Medina en la peluquería Verdini, ubicada en Recoleta, Buenos Aires. “Rezo y recemos para que mi hijo (Abel Guzmán) se entregue lo más pronto posible”, dijo.

 

 

Durante una entrevista exclusiva con EL LIBERAL de Santiago del Estero, donde es oriundo Guzmán, Cecilia compartió sus emociones y preocupaciones sobre la situación actual de su hijo con dolor y desconsuelo.

La madre describió cómo la tragedia ha afectado a su familia, especialmente a ella misma, quien vive en Los Morales, cerca de la ruta 211, en Santiago del Estero. “Vi el video una sola vez y no pude más. No sé qué decirle porque estoy muy triste”, añadió, refiriéndose al vídeo del incidente.

En medio de lágrimas, Cecilia recordó los momentos previos al incidente y la personalidad de su hijo. “Hablé con él hace dos o tres días. No lo noté raro o mal. Trabajaba mucho en la peluquería”, compartió, destacando la dedicación de Abel a su trabajo como colorista.

Sobre los viajes de Abel a Santiago, Cecilia reveló: “Siempre venía para las fiestas de fin de año. Aquí estaba construyendo su casa”. Mientras hablaba, señaló hacia una construcción en progreso en su propiedad, mostrando el esfuerzo y la dedicación de su hijo por establecerse en la comunidad.

En medio del dolor y la preocupación, Cecilia también reconoció el impacto del crimen en la comunidad local.

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Cecilia Guzmán, madre de Abel, el asesino del peluquero de Recoleta, Germán Medina.

Los vecinos sugirieron que el fusilamiento al peluquero Medina desdibujó la imagen que ellos tenían de Abel. Una mujer indicó que solía verlo en las fiestas de fin de año y que era habitué en los bailes de Los Núñez.

Facundo Verdini, el dueño del salón de peluquería

“Estamos todos con pánico, tartamudeando. Tenemos miedo, casi paranoicos”, declaró Facundo Verdini, dueño del salón de belleza, quien también compartió sus experiencias y temores tras el incidente.

“Todos estamos encerrados, escondidos en las habitaciones de nuestras casas. Tenemos miedo, casi paranoicos -relató-. Hoy salí por primera vez de mi pieza, y fui al patio de mi casa para hablar por teléfono, o intentarlo. Cuando me di cuenta, estaba escondido entre las ramas de un árbol, totalmente asustado”, manifestó a los medios de comunicación.

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