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La segunda mitad del año encuentra a Hispano Americano con el overol puesto. Mariano Palermo, entrenador que debutará en el Clausura lleva ocho semanas de preparación junto a su cuerpo técnico y dejó en claro el rumbo: consolidar una identidad de juego, fortalecer la base y sumar nombres puntuales para que el Celeste vuelva a ocupar un lugar de peso en la Liga de Fútbol Sur. “Arrancamos a mediados de junio; primero bajo techo por el clima, con musculación, coordinación y trabajos explosivos. Ahora ya metemos entre cuatro y cinco días por semana en cancha”, explicó en diálogo con La Opinión Austral.
El DT confirmó que el plantel se mantuvo casi íntegro. “Pudimos sostener a la mayoría, salvo la salida de Elías y Mateo Dávila”, señaló. En paralelo, se movió el mercado interno del club: “Hemos sumado a Alejandro Pejkovic, Jesús Ruiz, Julián Sánchez, Thiago Moraga, Maximiliano Pedroso, Gabriel Bamonde, Maxi Díaz (‘Pipi’) y Luca Morales en Cuarta. Incorporamos bastante en ambas categorías para competir en las dos”. Con entre 15 y 18 futbolistas por división y varios chicos de Quinta listos para dar una mano, el cuerpo técnico eligió priorizar la construcción del equipo por encima de los amistosos. “Todavía no empezamos con los partidos porque estamos trabajando la identidad y el conocimiento entre compañeros”, aclaró.
La preparación incluyó también un reordenamiento de las áreas. “Se sumó como ayudante de campo Nicolás Traversas, que trabajó en inferiores del club, y el entrenador de arqueros Eduardo Escalante, con experiencia en la etapa del Federal C y el Regional Amateur”, detalló el entrenador. La meta inmediata, sostuvo, es que el equipo reconozca sus herramientas y compita en cada fecha con un libreto claro. “Apuntamos a ser un equipo que sepa a qué juega, que resuelva situaciones cambiantes, que sea duro y sólido, pero también que vaya para adelante, que sea protagonista”.
El contexto reglamentario acotó el margen de maniobra. “No hemos podido sumar más chicos porque el mercado de invierno permite pocas incorporaciones y había que respetar la lista de principio de año”, explicó. Ese límite, de todos modos, reubicó la mirada en el trabajo puertas adentro. “Para nosotros es un proceso de transición entre el torneo anterior y este, sosteniendo el plan que ya venía, recuperando algunos jugadores que se habían ido y agregando otros que pude sumar”, dijo.
La sintonía fina del proyecto no se agota en lo táctico. El DT remarcó la dimensión institucional de un semestre especial. “Estamos próximos a cumplir 100 años en diciembre, así que habrá torneos y actividades específicas con Primera y Cuarta”, adelantó. En ese marco, el club reforzó la trama de apoyos: “Nos fuimos nutriendo con gente de sentido de pertenencia, trabajando con la subcomisión de fútbol, con la comisión y allegados que quieren que el fútbol de Hispano tenga otra participación en la liga, más protagonista y competitiva”.
En lo cotidiano, el plantel respondió con asistencia y compromiso. “Lo bueno es que estamos bien: van muchos chicos a entrenar, hay referentes que los acompañan y acomodan”, subrayó el técnico, que también asumió los tiempos del desarrollo: “Sabemos que en dos meses no vamos a lograr todas las cosas, pero entendemos que estamos por el camino. De a poco se van a ver los frutos del trabajo”.
El desafío inmediato, entonces, combina resultados y pertenencia. Con un grupo que mezcla experiencia y juventud, refuerzos selectivos y una idea definida, Hispano Americano se propone competir en Primera y Cuarta y llegar “a la última instancia” en ambas. El Celeste inicia el Clausura con una premisa sencilla y exigente a la vez: que cada entrenamiento acerque al equipo a su mejor versión.
En un semestre cargado de sentido —por calendario, por historia y por ambición— Hispano eligió el método más antiguo y vigente del fútbol argentino: trabajo, identidad y convicción. El Centenario que se asoma en diciembre no es solo una efeméride; es un recordatorio de que las camadas que hicieron grande al club también nacieron de esto mismo: un vestuario unido, un plan repetido de lunes a viernes y un equipo que, cuando le toca salir, sabe quién es y a qué juega.
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