Javier Milei, el candidato a presidente más votado en las PASO del pasado domingo, ratificó su oposición a la despenalización del aborto, dejando en claro que, en caso de ser electo, lanzaría un plebiscito para que la gente pueda decidir si desea la ley, eliminándola en caso de que el resultado sea desfavorable.

En dialogo con Alejandro Fantino, Milei aseguró que su posición no es meramente filosófica, sino que también se respalda en “hechos biológicos”. El candidato indicó que, a su entender, la vida comienza “en el momento de la fecundación”, y manifestó que durante las primeras etapas de desarrollo en el vientre materno, el embrión ya es un ser humano en proceso de evolución.

“No es un derecho ganado, o sea, entonces, mañana, no te gusta determinado grupo, y votan matar ese grupo, vos me vas a decir que eso es un derecho ganado”, argumentó. “¿Cómo puede ser un derecho ganado poder matar a otros seres humanos?”, se preguntó el candidato.

A su vez, hizo referencia a la historia de Sodoma y Gomorra, narrada en La Biblia, donde ciertas prácticas eran aceptadas, tales como el robo, aunque finalmente condujeron a la decadencia de la sociedad. A través de ese ejemplo, el líder de La Libertad Avanza, destacó la importancia de construir sobre “principios morales y correctos” para así “evitar resultados perjudiciales”.

La legalización del aborto, a través del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, hasta la semana 14º de gestación, fue convertida en ley por el Senado argentino, en 2020, por 38 votos afirmativos y 29 negativos y una abstención, en una sesión que se extendió durante 12 horas.

Dicha norma permite la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación. Este plazo no regirá cuando el embarazo fuera producto de una violación, en los casos de menores de 13 años o si estuviera en riesgo la vida.

En los casos de los menores de 16 que opten por abortar se requerirá su consentimiento y que concurra acompañado por un familiar o un referente afectivo.

Además, la iniciativa habilita la objeción de conciencia de los profesionales que no están de acuerdo con esta práctica médica. En el caso de que una institución privada no cuente con profesionales para realizar la interrupción del embarazo deberá disponer la derivación a otra institución en la que se pueda llevar a cabo.

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