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El dirigente social Juan Grabois, referente del Frente Patria Grande, recuperó la libertad en la madrugada del domingo tras pasar doce horas detenido por ocupar el Instituto Nacional de Estudios e Investigaciones Históricas Juan Domingo Perón, ubicado en Austria 2601, barrio de Recoleta. El edificio había sido recientemente disuelto por el Gobierno de Javier Milei, lo que motivó la protesta y posterior detención de Grabois y varios militantes.
La ocupación comenzó el sábado alrededor de las 14, cuando unas 50 personas ingresaron a través del local gastronómico “Un café con Perón”. Según la Policía Federal Argentina (PFA), se violentó una puerta, se retuvo a agentes federales y se colgaron banderas desde los balcones con consignas como “Si no podés elegir, no hay democracia” y “Defendamos nuestra historia”. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, calificó la toma como una “usurpación violenta”, mientras que el comisario general Luis Rolle denunció “lesiones a cuatro funcionarios” y “daños materiales”.
Las declaraciones de Grabois tras su liberación
Tras recuperar la libertad, Grabois brindó declaraciones contundentes sobre lo ocurrido y sobre el estado en el que estuvo detenido. “No tengo una imputación específica. Lo que hubo fue una permanencia pacífica para reclamar el derecho a la memoria histórica y frenar el avasallamiento dictatorial del gobierno de Milei, particularmente de Patricia Bullrich, que es una mujer muy perversa”, expresó.
Además, Grabois criticó las condiciones de las comisarías y denunció el mal estado de las instalaciones: “La forma en la que trabaja el personal de seguridad es inhumana. Oficinas vetustas, sin calefacción, llenas de ratas. Todo es manual, computadoras del año 84. Son algunas cosas que, cuando sea presidente, voy a cambiar para ayudar al personal”.
El dirigente social también vinculó su detención con la protesta por el cierre del Instituto Juan Domingo Perón, que calificó como un acto de “odio gorila”. Según sus palabras, “lo que hicieron fue intentar borrar la historia de una parte del pueblo argentino. Sellaron todo, destruyeron murales y pusieron las estatuas de Evita y Perón en bolsas mortuorias”.
Sobre el ataque a los símbolos peronistas, Grabois fue enfático: “Es un orgullo que el gobierno de Milei nos meta presos por defender el legado peronista y la identidad nacional” y aseguró que “el gobierno va a terminar porque hay argentinos y argentinas que tienen el coraje para decirle no a los atropellos”.
“Estamos dispuestos a venir una, dos, cinco, quince veces, todas las veces que sea necesario a conocer las instalaciones de la Policía Federal”, ironizó.
En redes sociales, el dirigente redobló la apuesta política y moral: “Meteme preso Milei, pero la bandera argentina no me la sacás… Las verdaderas víctimas son los excluidos, los pibes sin hospital, los viejos sin remedios y tantos otros perjudicados por este modelo económico excluyente”.
Reacciones y apoyo político
Durante la noche del sábado, una multitud se congregó frente a la sede de la Superintendencia de Investigaciones Federales en Villa Riachuelo para exigir la liberación de Grabois. Estuvieron presentes los diputados Itai Hagman, Natalia Zaracho, Horacio Pietragalla, el senador Federico Fagioli, y legisladores como Leandro Santoro y Juan Manuel Valdez. También se sumaron periodistas como Alejandro Bercovich y Ángela Lerena.
El Partido Justicialista Nacional repudió el accionar del Gobierno: “Fueron detenidos por defender el patrimonio de los peronistas. Fue una detención ilegal, sin orden judicial”.
El cierre del Instituto Perón
El conflicto se originó el 7 de mayo, cuando el vocero presidencial Manuel Adorni anunció el cierre del Instituto por representar “una carga presupuestaria injustificada”. Según el Ministerio de Capital Humano, contaba con 20 empleados y demandaba más de 400 millones de pesos anuales sin investigaciones relevantes. El edificio será reconvertido en una biblioteca para personas con discapacidad y un restaurante para jóvenes neurodivergentes.
Grabois: “Esto recién empieza”
Finalmente, Grabois aseguró que su liberación no significa el fin de la disputa política: “Desde luego que estoy muy orgulloso de poder combatir junto a hombres y mujeres con las mismas convicciones que yo a este gobierno”.
“En un país donde asesinaron, torturaron y desaparecieron a una generación, no hay que llorar por una detención. Lo que hay que hacer es organizarse y resistir”, concluyó.
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