La prestigiosa escritora Liliana Heker dio el discurso inaugural de la 48° edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires en el que realizó fuertes críticas a las políticas del gobierno de Javier Milei.

La escritora comenzó su exposición contando que antes de escribir lo que iba a decir se preguntó si tenía sentido celebrar una nueva edición de la feria en un país donde “día a día crece la pobreza y la indigencia, donde en los últimos meses hubo millares de despidos sin fundamentos, donde la educación y la salud pública están en emergencia, la obra pública fue cancelada y las universidades están desfinanciadas al punto de correr el riesgo de cerrar sus puertas”.

Donde la investigación científica y tecnológica y el ejercicio de la ciencia y la tecnología “están siendo devastados”, toda institución o medio que favorece el desarrollo y la difusión de la cultura “ha sido desvirtuado o borrado”, se “entregan” las riquezas naturales y el Estado “aparece ausente aún en caso de epidemia”.

“Confieso que más de una vez una noticia de último momento hizo tambalear este texto mío aún antes de que empezara a darle forma y sin embargo acá estoy, celebrando, como hace medio siglo en mi primera feria, el estar rodeada de libros y de una concurrencia que sospecho en buena medida viene acá porque está buscando algo preciso o difuso que espera encontrar en un libro”, expresó Heker.

“El libro tiene una significación muy especial en estos momentos por la inagotable diversidad de posibilidades que implica y por ser el exponente de una amplísimo registro del conocimiento y del arte me parece atinado instalarlo como un justo representante de toldo lo que hoy es atacado en el campo de la cultura. Reivindicarlo entonces se me hace una cuestión imperiosa y no como autora, aunque la escritura sea el trabajo que amo”, agregó.

Más adelante en su discurso recordó un texto que escribió para los 40 años del retorno de la democracia en Argentina en el que consideró que una democracia plena implica un pueblo soberano. “Para que un pueblo sea realmente soberano tiene que estar en condiciones de elegir libremente no solo a sus gobernantes sino también su destino. Para eso se necesita igualdad de oportunidades. Que cada habitante haya recibido y reciba una alimentación completa y nutritiva, que pueda acceder a una excelente educación en todos los niveles, que su salud esté protegida, que pueda conseguir un trabajo que cubra sus necesidad, que tenga una vivienda decente”, manifestó.

“¿Hemos alcanzado en estos 40 años esa meta mínima? basta con mirar a nuestro alrededor para saber que no. Hay mucha miseria y eso implica que parte del pueblo no es soberano, que no actúa por decisión sino por desesperación”, puntualizó

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