A 38 años del Bautismo de Fuego, los protagonistas contaron cómo fue la estrategia aplicada para el despliegue aéreo de ese 1º de mayo de 1982.
Según indicaron, “consistió en que cada grupo de combate alistó un escuadrón en su destino original y, una vez preparado, los aviones se trasladaron a su emplazamiento temporario, donde la unidad fue reasignada para su empleo en la guerra. Al igual que las aeronaves y sus equipos de apoyo, otras unidades, como las baterías antiaéreas, fueron trasladadas al Sur”.
A través de la red social Facebook, especificaron que “la mayoría de estos despliegues tuvieron lugar entre el 14 y 26 de abril, y las principales transferencias fueron las de los Canberra del Grupo 2 de Bombardeo a Trelew, los A4C Skyhawk del Grupo 4 de Caza a San Julián, los A4B del Grupo 5 de Caza a Río Gallegos, los Dagger del Grupo 6 de Caza a Río Gallegos y San Julián y los Mirage del Grupo 8 de Caza a Comodoro Rivadavia. Por su parte, la transferencia de los IA-58 Pucará del Grupo 3 de Ataque a Santa Cruz tenía un propósito diferente, la idea era mantener un destacamento en Río Gallegos y otro en las propias islas Malvinas”.
Así, el 4 de abril se constituyó el Grupo Aéreo de Exploración y Reconocimiento 1, que resultó necesario para obtener información cuando se aproximase la flota británica. Fue integrado por aeronaves Boeing 707 y Hercules C-130 del Grupo 1 de Transporte Aéreo y los Learjet del Grupo 1 Aerofotográfico.
Por último, indicaron que “la aplicación de este redespliegue es un mérito de la organización de la Fuerza Aérea Argentina: Cuando las naves adversarias de la Task Force llegaron al Atlántico Sur, cada uno de los elementos de la Fuerza Aérea Argentina estaba en el lugar que debía estar y con sus instrucciones claras”.
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