El fútbol formativo argentino sumó una historia que ilusiona al sur del país. Milo Veloso, el delantero zurdo surgido de Huracán de Trelew, ya se calzó la azul y oro para disputar su primer certamen con Boca Juniors: el tradicional Lasallanito 2025, en Santa Fe. Junto a la delegación xeneize, el equipo perdió la final 1–0 con Unión y se quedó con el subcampeonato, en una experiencia que el propio Milo definió como “linda”, con protagonismo incluido: marcó dos goles y aportó varias asistencias.

El plantel Xeneize que se presentó para el torneo “Lasantillo 2025”.

En diálogo con Radio LU12 AM680, Óscar Veloso, padre del jugador, confirmó que la familia ya se instaló en la Ciudad de Buenos Aires.Estamos muy felices. Nos mudamos con su mamá y con él; vivimos entre Barracas y Constitución, a media hora del predio. El fin de semana viajó a Santa Fe con Boca, salieron segundos e hizo dos goles”, señaló. El plan familiar prevé que la madre regrese unos días a Trelew para atender cuestiones pendientes y luego se sume definitivamente, mientras Óscar se queda con Milo “buscando trabajo y armando la rutina”.

Del otro lado de la línea, Milo repasó sus sensaciones del estreno y describió sus tantos con la naturalidad de los 11 años: “Hicimos una jugada por línea, la pedí al medio, me perfilé y le pegué al arco: gol. En el otro, me tiraron larga, la pedí atrás en el área y le pegué al segundo palo”, contó. Alternó titularidad y banco (“empecé de titular y después entré en el segundo tiempo”) y valoró que, además de convertir, asistió a compañeros.

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El arranque en Boca no se limita a la pelota. La escuela ya empezó: “Ayer lo pudimos inscribir en un colegio a dos cuadras de la pensión; hoy ya arrancó”, explicó Óscar. La agenda diaria quedó definida: clases de 8 a 12:15, almuerzo sencillo y salida rumbo al predio; los entrenamientos son de martes a viernes. “Es una vida distinta, la ciudad sorprende; estuvimos por el Obelisco, todo es nuevo”, admitió el papá, que remarcó una consigna central para el proceso: “Pies en la tierra: entrenar, competir y no descuidar el estudio”.

Primer día de escuela para Milo en Buenos Aires.

En el campo, el zurdo empieza a mostrar por qué Boca lo eligió. Ya convirtió golazos en su categoría y se va conociendo con un plantel completamente nuevo. En lo cotidiano, la adaptación avanza: “Conocí a todo el equipo”, dijo Milo, que anduvo entre la banda y el área, su hábitat natural.

El desembarco de Veloso en el mundo xeneize se apoya en el esfuerzo familiar y en una comunidad que acompaña. Lo deportivo ofreció una primera foto nítida: competencia nacional, goles y aprendizaje. Lo demás —la mudanza, el colegio, los horarios, el trabajo de los padres— completa el cuadro de una historia que recién empieza. En un país donde el estudio y el club van de la mano, Boca le ofrece escenario; Milo aporta ilusión y gol. La combinación que cualquier semillero sueña.

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