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En el escenario mayor del patinaje artístico, Abril Ortega emocionó a propios y extraños. La representante de Río Gallegos finalizó sexta en el mundo en el 69° World Artistic Skating Championships disputado en Beijing, China, y lo hizo en su debut en la categoría In Line Seniors Damas. La santacruceña rubricó un torneo sólido de punta a punta: 6.ª en el programa corto y 6.ª en el resultado final, tras un largo de alta exigencia técnica que la mantuvo en el lote principal.
El desempeño tuvo, además, un costado humano que atravesó pantallas y husos horarios. Su mamá, Patricia Lobos compartió con La Opinión Austral, un mensaje que sintetizó el sentimiento de toda la comunidad patagónica: “Sexta del mundo en tu primer año en Senior… ¡qué orgullo inmenso! Cada lágrima y cada madrugada valieron la pena. Seguí soñando, porque esto es solo un momento de la gran historia que estás escribiendo.”
También agradeció a quienes sostuvieron el camino en silencio. Reconoció el trabajo de Dylan Alba, su entrenador, quien no pudo viajar por razones económicas, pero la acompañó por videollamadas durante la previa y la competencia. Extendió el agradecimiento a ADEPAS (Asociación de Patín Santacruceña) y a instituciones privadas que colaboraron para que la presencia argentina en Beijing fuera una realidad.
Más allá del dato frío de la planilla, la actuación de Abril tuvo espesor deportivo: en el corto, mostró limpieza en los elementos obligatorios y una lectura musical precisa que la dejó sexta. En el largo, quedó en la séptia posición. El cómputo general, sostuvo la concentración ante una grilla con referentes europeos y asiáticos, y defendió su lugar con carácter de finalista. Para una patinadora que llegó a China luego de una temporada intensa —Sudamericano, Nacional Absoluto y concentración con la Selección—, el resultado confirma que su techo está más lejos.
El impacto trasciende la medalla. Desde Santa Cruz, una provincia que suele pelear contra la distancia y los costos, una deportista joven se metió en la conversación grande del patinaje mundial. Ese dato interpela y motiva: cuando el talento se combina con estructura, acompañamiento familiar y red institucional, los sueños dejan de ser promesas para convertirse en páginas de historia.
Al regreso, Río Gallegos la espera con el orgullo a flor de piel. Lo que pasó en Beijing no fue un episodio aislado, sino un paso más de un proceso que la empuja a seguir creciendo.
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