Pocos conocieron tanto a Néstor Carlos Kirchner como Rudy Fernando Ulloa Igor. Y una de las facetas menos conocidas es que Néstor era super cabalero. Si había usado una campera durante la campaña a intendente y ganaba, utilizaba la misma toda la gestión. Así fue que cosechó tres camperas muy conocidas, una de intendente, otra de gobernador y una tercera de presidente. Rudy tiene hoy dos en exhibición en el Ateneo.

 

Sobre el cigarrillo (Néstor fumaba la marca Jockey), aún hoy Rudy recuerda que durante años consumía hasta dos atados diarios, pero dice algo poco conocido: “Néstor nunca aprendió a fumar. Fumaba mal porque no aspiraba. Pero los devoraba, sobre todo en las reuniones. Pero nunca le hizo mal, no sufrió ningún problema en los pulmones”.

 

En cuanto a sus comidas, sostiene que por sus afecciones “consumía mucho pollo, espinacas, ensaladas, comía como un pajarito, picaba, pero le gustaba que hubiera en abundancia; el asado, que no faltara nada, si había cinco kilos, pedía que compraran siete, que no faltara nada. Pero él comía su pollo y ensalada. El vino tinto también le gustaba, pero le ponía Coca (Cola) o Fanta, “aunque fuera el mejor vino del mundo”, recuerda con una sonrisa.

 

En algunas ocasiones también hacía sobremesa con un whisky. “De esa manera cerrábamos la noche, con discusiones, con mesas redondas hablando de política”.

 

Otra pasión que lo desvelaba era Racing Club. “Era enfermo de la Academia. Fanático y cabalero. Hizo a un montón de chicos de Racing porque él los convencía. Siempre iba predicando y militando por la Academia y sufría con el fútbol”.

Leé más notas de La Opinión Austral