Sin abandonar su espíritu ganador, combativo y guerrero, Mouras se la jugó en el circuito semipermanente de Lobos en pos de descontar los puntos que le llevaba Oscar Aventín en la cima del torneo y lo pagó con un accidente fatal.

La ruta 205 fue el escenario, cerca del cruce con la 41, para que la multitud, a la vera de la ruta, presenciara incrédula como un montículo de tierra frenó a la Chevy de Mouras, que venía a 230 kilómetros por hora y producto de una goma delantera traicionera que reventó “espantó” a la cupé del “Toro”.

 

El golpe fue seco, tremendo y un silencio sepulcral de miles de fanáticos presagió lo que ninguno quería ni esperaba, que se apague la vida de un tipazo de 46 años que solo quería ganar la carrera y su cuarto título de TC.

 

 

Roberto Mouras ganó pos morten la carrera de Lobos y sumó 50 triunfos en el Turismo Carretera, detrás del nueve veces monarca y máximo ganador de la categoría con 56 victorias, Juan Gálvez. Pero el “Toro” Mouras fue grande arriba y debajo de un auto, porque fue valorado y respetado por propios y extraños por su don de buena gente, nada menos.

Leé más notas de La Opinión Austral