La increíble historia ocurrió a metros de la vieja terminal de ómnibus de San Salvador de Jujuy. Como cada tarde, Pichicho paseaba junto a Francisco Gutiérrez, su dueño, que lo llevaba con la correa puesta. De un momento a otro, el hombre decidió soltarlo para que corra libremente y el caniche desapareció.
“¿A dónde se habrá ido Pichicho?“, se preguntó. Observaba para todos lados, pero el can no aparecía. Minutos después, se oyó el llanto del animal y al rato el ladrido de Roco, otro perro que andaba con su dueño por la zona y advirtió lo que ocurría.
“Pichicho” había caído a al precipicio por un barranco y rescatarlo implicaba un riesgo mayor. Un valiente vecino que pasaba por allí se ofreció a bajar y logró sacar al can que había quedado atascado entre las rocas. Por fortuna, pese a la violenta caída, no sufrió lesiones ni lastimaduras
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