Your browser doesn’t support HTML5 audio

“Todavía escucho los bombardeos. Muchas noches pasé sin dormir. Esas bombas me marcaron para siempre. Estoy vivo. Sólo tengo que agradecerle a Dios”.

Estas palabras de Roberto Di Sandro (93), quien fuera el periodista decano de Casa de Gobierno que este año anunció el retiro, a 70 años del bombardeo de Plaza de Mayo, recuerda una de las fechas más trágicas del país.

En primera persona, rememora lo que vivió. Sólo tenía 14 años. Había empezado a trabajar en Télam. En diálogo con La Opinión Austral, hizo un relato de aquel 16 de junio de 1955.

“Estoy vivo”

  • “Fue una cosa espantosa, no sé cómo estoy vivo. En este país se olvidan de uno de los hechos más importantes, más trágicos que se vivieron en Argentina.
  •  “Hace 70 años, después del mediodía, yo estaba entrando a Casa de Gobierno cuando cayó la primera de las bombas. Fueron 14 toneladas. Más de 300 muertos y cientos de heridos.”
  • “Como siempre digo: a mí no me lo contaron. Lo viví en carne propia. Era un día absolutamente normal. Yo estaba regresando del Aeropuerto de Ezeiza desde dónde había partido Jerónimo Remolino, quien era canciller y había viajado a Estados Unidos.”

roberto-di-sandro1-728x619
 En diálogo con La Opinión Austral, Di Sandro hizo un relato de aquel 16 de junio de 1955.

¿Por qué bombardear y matar?

  • “Cuando volvimos con Sila (Almonacid) y llamamos a Casa de Gobierno. Nos dijeron: ´Si podes entrar, vení’. Llegamos a las 12:40, cuando cayó la primera bomba sobre el techo de Casa Rosada. Unas esquirlas mataron al cafetero que estaba frente a la sala de periodistas. Ahí arrancamos todos. Fue un pánico total.”
  • “A partir de ese momento, estuvimos toda la tarde arrastrándonos entre los muebles, las sillas. Nos escondimos detrás de los escritorios. Era una guerra, como lo vemos en las películas. Fuimos cuatro los periodistas testigos de ese horror: Sila Almonacid, Enrique Almonacid y Guillermo “Willy” Napp. Ahora, con nostalgia, te digo: sólo yo quedé como sobreviviente. Por eso los recordaré siempre.”
  • “Entre tanto caos, quería avisar a Télam, pero se cortó todo. Quedamos incomunicados, aislados. Sólo se escuchaban gritos. Todo era dolor.”
  • “Han pasado los años y cada vez me parece más inadmisible lo que pasó por el conflicto entre Perón, la Marina y el Ejército. ¿Quién podía pensar que iban a bombardear y matar? En esta fecha, no olvidemos a otros héroes: los granaderos. Defendieron la Casa de Gobierno. No podré olvidarme nunca. Acá mucha gente se olvida de ese momento, yo no.”

Los muertos que no se olvidan

  • “Ahora, a 70 años, todavía escucho al jefe de la Casa Militar cuando nos dijo, casi con piedad, que podíamos salir. ‘Si pueden, salgan.’ Fue después de las cinco de la tarde. Te reitero: no sé cómo estoy vivo. Salimos a Plaza de Mayo, Caminamos entre las piedras, los cuerpos. Frente al trolebús había muertos. No me olvido de los gritos de una mujer a la que una bomba le amputó la pierna. Y los chicos asesinados. Sí, fueron asesinados por esas bombas que le tiraron al pueblo trabajador. Y los cuerpos quemados. Ese olor me quedó impregnado durante días. Un espanto.”
  • “Fue una cosa de locos. Tremendo. Fue un episodio que nunca, jamás, se puede olvidar. Es la Argentina que todavía nos duele”.

Leé más notas de Hugo Ferrer

Ver comentarios