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“Toda la centralidad a Sergio”, se escuchó varias veces en La Rioja esta semana durante la visita del candidato presidencial de Unión por la Patria. Massa se entusiasma por la reacción y movilización que muestran sectores propios y ajenos frente a la posibilidad de que a partir de diciembre gobierne su oponente, Javier Milei. “Todos arriba del ring, la pelea es colectiva”, les dice puertas adentro a los que preguntan cómo ayudar para ganar en octubre. Empoderado por ese respaldo, polariza con el libertario, define más medidas para los bolsillos a pesar del acuerdo con el FMI y se prepara para exponer en dos debates públicos -el televisivo que marca la ley y el que propone en el Congreso para que “se saquen las caretas”- sus ideas para el país.

Faltan 40 días para las elecciones generales y Massa sabe que esta parte de la campaña es “un partido a matar o morir”. Por eso, según pudo reconstruir La Opinión Austral, el peronista que quiere llegar a la Casa Rosada administra energías y no las malgasta en Juntos por el Cambio; analiza las encuestas y en todas, Patricia Bullrich está tercera. “Ya la saqué de la cancha”, les resume a los suyos con la confirmación de lo que intuía antes de las PASO: “el debate de ideas por el futuro” es con Milei.

El ministro al que la inflación le dio 12,4% en agosto se mueve por la campaña con el celular pegado al cuerpo. Massa da indicaciones directas y constantes a los funcionarios para que no haya demoras con la implementación de las medidas de alivio económico. También, indirectas (algunos se enteran de sus decisiones por los medios) y con este mecanismo, afirman los más cercanos, comienza a afianzar su liderazgo: “La orden, de una forma u otra, es una orden y todos lo tienen claro”.

Puesta en marcha

Massa está conforme con la batería de resoluciones que están en marcha para compensar a los bolsillos por la devaluación del 21% de la moneda que impuso el FMI tras las PASO -cuando ganó Milei- y que en pocos días se trasladó a los precios. Una fuente del comando de Unión por la Patria aseguró a este medio que “aliviar a los trabajadores y a los jubilados permite, a su vez, mostrar que cuando Sergio sea Presidente trabajará por ellos”.

Las medidas estaban “decididas desde el día en que el gobierno aceptó la devaluación”, cuentan los que le siguen el paso diario a Massa ante la pregunta por el contrapunto que generan con la receta del FMI. Incluyen un reintegro del 21% del IVA a consumidores; aumento del bono de jubilados y pensionados a $37.000; refuerzo alimentario de $15.000 a beneficiarios PAMI que cobran hasta un haber mínimo y medio; refuerzo para Tarjeta Alimentar y Potenciar Trabajo; suma fija para trabajadores en dos cuotas de $30.000; bono de dos cuotas de $25.000 para trabajadores de casas particulares; alivio fiscal para monotributistas y créditos blandos; créditos blandos para trabajadores registrados y ampliación del monto de los de Anses para jubilados; Previaje 5.

La lista sigue con la eliminación del Impuesto a las Ganancias hasta diciembre y proyecto de ley para que quede fijo; otro proyecto de Ley de Financiamiento Educativo para llevar la inversión a 8% del PBI; proyecto de Ley de “monotributo tech”; quita de retenciones para economías regionales; liberación del sistema de importaciones para Pymes; ampliación de créditos para Pymes; acuerdos de precios con empresas alimenticias, automotrices, farmacéuticas y prepagas de salud; congelamiento del precio de los combustibles; apertura del Registro Único de Solicitantes de Lotes (RUS) para la cesión de tierras ociosas a familias; entre otros.

Autónomos e informales

Massa adelantó este sábado en Pilar que “en las próximas horas también vamos a tomar una decisión para beneficiar a esos profesionales, a esos comerciantes que trabajan y emprenden de manera autónoma y que están esperando una respuesta nuestra. Lo mismo quiero decirle -siguió- a aquellos que hoy están fuera de la economía formal, son casi 3 millones de argentinos los que no forman parte de la población formal registrada pero sí de la población económicamente activa. Atenderemos a quienes más sufrieron con la decisión que el FMI le impuso a la Argentina de devaluar nuestra moneda”, prometió desde el norte del conurbano bonaerense.

“El debate de ideas por el futuro” es con Milei.

El compilado de decisiones habilita otra lectura: Massa se vio forzado a negociar durante cuatro meses con el FMI para concretar los desembolsos pero ahora, con los 7.500 millones de dólares depositados, es él el que fuerza los márgenes del acuerdo mientras desde Washington ven, atónitos, aplicar la antítesis de su receta y cómo el candidato presidencial del peronismo tampoco gasta energías ya en convencerlos de nada.

De hecho, cuando a mediados de agosto el ministro retornó a la Argentina con el desembolso bajo el brazo aseguró: “listo, el FMI ya no es un tema, el próximo Presidente será el que vuelva a sentarse a negociar”. Sepultado por un tiempo lo que Massa describe como el “perno” que Mauricio Macri le dejo al país, dio inicio a la catarata de medidas y a ordenar la tropa propia.

Propios y ajenos

Con septiembre llegaron las muestras contundentes de respaldo de los gobernadores, los intendentes y los sindicatos (se movilizaron el día del anuncio por Ganancias y lo harán el próximo martes cuando se empiece a debatir la ley en el Congreso). También los movimientos sociales llenaron un estadio porteño para darle su apoyo este viernes. Las arengas de los propios lo entusiasman, los de los ajenos -todavía tímidos- lo convencen: “vamos a ganar”. Lo repite cada vez que una voz del peronismo disidente, del radicalismo, del PRO o de la izquierda coquetea con el lugar donde se parará si hay segunda vuelta entre Massa y Milei. “Estaremos con el centro”, deslizó esta semana un diputado nacional del interbloque Juntos por el Cambio.

Por ahora, Unión por la Patria se concentra en lograr el mejor porcentaje de votos en octubre. Hay un sinfín de estrategias consensuadas en el búnker del microcentro porteño que el aparato sigue a rajatabla. Por encima, el “olfato” del candidato presidencial juega un rol central. En cada parada a donde lo lleva la campaña, detrás de las cámaras, Massa aprovecha para hablar con la gente del lugar y sacar sus propias conclusiones.

Incluso, después de cada anuncio hace un testeo intrafamiliar. Tras anunciar el miércoles el reintegro del IVA en compras con tarjeta de débito, llamó a su tía Sara “a ver si se entendió”. Horas más tarde se subió al avión que lo trasladó a La Rioja para reafirmar el apoyo del gobernador Ricardo Quintela. En pleno vuelo leyó el mensaje de un amigo que contenía una buena idea: sorteos de autos y motos para incentivar el uso del pago con débito en los comercios. Ya en tierra riojana informó sobre la idea de los sorteos ante medios locales. El titular de Afip, Carlos Castagneto, lo escuchó en su oficina en Buenos Aires y activó el mecanismo.

Debates y “caretas”

En la misma sintonía se movieron las fichas en el Congreso. Massa envió el Presupuesto 2024 este viernes como marca la ley. Instruyó a Cecilia Moreau a que convoque a Milei para reconocer el planteo formal que hizo el lunes para que la “ley de leyes” se debata una vez concretada la elección y se sepa cuál es la preferencia de los votantes. A Massa el pedido le pareció “razonable”. Al equipo de campaña también, especialmente porque evita que el ministro – candidato se exponga a explicar el Presupuesto ante “los cachivaches de Juntos por el Cambio” en la Cámara de Diputados antes de la cita con las urnas.

Massa apuesta, en cambio, a forzar varias discusiones en el Congreso que obligue a varios legisladores de la oposición a “sacarse las caretas”. Con Ganancias, cuyo proyecto ya ingresó y se tratará la próxima semana, arrancó el operativo. “Los que se llenan la boca hablando de la eliminación de impuestos que vayan y lo voten en contra sólo por llevarnos la contra a nosotros, no hay problema, que la gente lo vea”, le dice Massa a cualquiera que lo consulte sobre las chances de aprobación de las iniciativas.

Se necesitan 129 diputados para el quórum en la Cámara baja y el Frente de Todos tiene 118. Mientras en Juntos por el Cambio aseguran que no se prestarán a la discusión para eliminar el impuesto, tres de los ocho integrantes del interbloque Federal- Alejandro “Topo” Rodríguez y Graciela Camaño, de Identidad Bonaerense; y Natalia de la Sota, de Córdoba Federal– anticiparon que respaldarán desde sus bancas el proyecto.

Al proyecto de Ganancias, Massa le sumó el que busca aumentar la inversión en educación al 8% del PBI. “Que voten en contra de eso también a ver si se animan”, le insiste Massa a los propios. Se verá mucha acción en el Congreso en los días previos a la elección general y el “instinto” del candidato presidencial de Unión por la Patria le dice que quizá no sea necesario esperar a los tiempos del balotaje para empezar a ver rupturas en la oposición.

Hay otra dimensión de debate que será crucial antes de octubre y son las dos citas que determina la Ley Electoral. Primero, una tercera por fuera: la de los vicepresidentes que tendrá lugar en un canal de cable. “Lo veo muy bien a Agustín para ese día”, sostuvo Massa ante los armadores de la campaña. Su compañero de fórmula, Rossi, se presentará al debate público el próximo miércoles y tendrá posibilidad de cruzar ideas con la candidata a vice de Milei, Victoria Villarruel.

Luego vendrán los dos turnos de Massa -domingo 1 y 8 de octubre-, quien ya empezó a estudiar los temas y a delinear la estrategia. Dedicará por lo menos un día entero a definir prioridades y entrenar los músculos del político que durante 20 años se preparó para este momento. “A matar o morir”, le anticipa a los suyos.

EN ESTA NOTA Javier Milei Sergio Massa

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