El regreso a Río Gallegos llegó con trofeos, anécdotas y una certeza: el semillero albiverde atraviesa un gran momento. Después de un fin de semana intenso en la Copa Jóvenes Promesas —con más de medio centenar de equipos de la región y la presencia de Vélez Sarsfield—, una delegación del Atlético Boxing Club pasó por los estudios de LU12 AM680 para compartir sensaciones. Estuvieron al aire “Kike” Martínez, coordinador de infantiles, y tres futbolistas que dijeron presente en Comodoro: Lionel Donoso (categoría 2013), Bastián Aburto (2015) y Gonzalo Barros (2016).
El balance deportivo fue sólido: la 2013 se consagró subcampeona de la Copa de Oro, la 2015 y la 2016 también fueron subcampeonas de Oro, la 2014 terminó subcampeona de Plata y la 2017 se quedó con el título de la Copa de Plata. Aun así, el foco del cuerpo técnico no se detuvo solo en los resultados. “Fuimos al torneo para medir en qué nivel estábamos. Acá la competencia es muy poca para lo que entrenan los chicos”, señaló Martínez, y agregó que el certamen presentó “un nivel muy alto”, con jornadas que exigieron respuestas rápidas y adaptación al ritmo de juego. “Metimos finales en las cinco categorías”, celebró.
La vara del torneo estuvo alta, especialmente en 2013 y 2014, con Vélez como referencia. “Siempre esperábamos esa medida y lo que hicieron los chicos fue brillante”, apuntó Kike. Lionel Donoso, protagonista de la 2013, describió la definición que se les escapó sobre el cierre: “Fue un partido duro con Vélez. A última hora nos metieron el gol de rebote. Aun así, con las chances que tuvimos, podríamos haberlo ganado”. Donoso, que puede desempeñarse “de extremo, de nueve, de enganche o como volante interno”, contó que hoy también compite en Huracán de Buenos Aires tras pruebas realizadas con el acompañamiento del Boxing: “La experiencia fue hermosa”, dijo.
Bastián Aburto explicó su recorrido en la 2015 y su perfil polivalente: “Puedo jugar de cinco, de defensor o de volante; en esas tres posiciones me siento bien”. Según Martínez, Aburto fue marcador central, además de poder cumplir funciones como volante mixto. Gonzalo Barros, lateral izquierdo de la 2016, asomó como proyecto en ese puesto: “Gonza tiene un futuro grandísimo como lateral izquierdo: es zurdo, con buena técnica y golpeo de pelota”, lo describió el coordinador. Consultado por sus referentes, el chico admitió su devoción por Messi y también por Marcos Acuña.
El torneo se jugó en escenarios sintéticos de Rada Tilly y La Mata, con formatos de Fútbol 11 para 2013 y 2014, y Fútbol 9 para 2015, 2016 y 2017. La organización incluyó visores y un marco intenso de público. En ese contexto, Martínez subrayó un punto sensible para el desarrollo: “Tenemos el 50% menos de competencia que en el centro del país. Si el chico no compite, no hay evaluación real de la semana”. Y fue más allá con una mirada de sistema: “Si no cambiamos desde la casa madre —la Liga—, con mejor organización y clubes contenidos, se hará difícil. Presentemos proyectos y renovemos el grado de competencia”, pidió. El coordinador valoró, además, que el certamen “sirvió para ver dónde estamos, qué falta y cómo ajustar”.
La charla dejó, también, una foto del trabajo cotidiano: viajes con logística a cargo del club, el cuidado integral de los más chicos, la construcción de personalidad en entornos de alta exigencia y el estímulo de medirse con instituciones de referencia. Hubo lugar para los agradecimientos familiares y un reconocimiento a la fortaleza del grupo, incluido el apoyo a Faustino Rutte, compañero que se fracturó el cúbito durante el torneo y continúa su recuperación. “Lo que hicieron los chicos nos llena de orgullo. Verlos competir así, ante equipos con el doble de rodaje, fue un placer”, remarcó Martínez.
La proyección de talento —señaló— no se sostiene solo con técnica: también necesita decisiones. “A veces me tocó empujar a chicos a que se vayan porque acá ya no teníamos más para darles. Si quieren otro nivel de competencia, deben ir a buscarlo”, explicó. Según sus registros, desde su llegada a la coordinación 45 futbolistas del club —entre 2007 y 2016— realizaron procesos de prueba o vinculación con las instituciones más grandes del país.
El Boxing volvió a competir mano a mano con los mejores del sur y se llevó algo más que medallas. Sumó aprendizaje, validó su método y fortaleció la idea de que el camino de la formación se transita entre todos: jugadores, familias, entrenadores y una comunidad que empuja.
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