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La historia comienza hace más de una década, en un contexto de disputa por la tenencia de tres menores entre Pablo Ghisoni y su expareja, Andrea Vázquez. El 2 de octubre de 2012, el Tribunal de Familia N°3 de Lomas de Zamora resolvió que los hijos del matrimonio debían pasar a vivir con el padre, tras retirarles la custodia a la madre. Fue entonces cuando la trama se tiñó de tragedia.

En medio de esa batalla judicial, surgió una denuncia por abuso sexual contra Ghisoni, una figura reconocida en el ámbito médico. La acusación, realizada por su propio hijo Tomás, detonó una serie de eventos que derivaron en la detención preventiva del profesional: dos años internado en una institución psiquiátrica y un tercer año bajo arresto domiciliario. La causa penal avanzó, y aunque las pruebas eran débiles, el estigma del delito más aborrecido de todos comenzó a perseguirlo.

Durante más de una década, Ghisoni enfrentó no sólo el peso de una causa judicial sin condena firme, sino también la condena social. Perdió su trabajo, fue marginado por sus colegas y padeció serias secuelas físicas y psicológicas. Sin embargo, en septiembre de 2023, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de Lomas de Zamora lo absolvió por unanimidad, al considerar que no existían elementos probatorios suficientes y que el relato de los hechos carecía de consistencia. La causa, sin embargo, continúa en etapa de apelación.

En este marco, el video publicado recientemente por Tomás Ghisoni podría convertirse en una pieza clave para el futuro judicial del caso. “Estoy haciendo este video para contar algo que me costó años decir. Cuando era adolescente, acusé falsamente a mi padre de algo gravísimo”, comienza el joven, visiblemente conmovido. “Lo más difícil de admitir es que sostuve esa acusación por más de 10 años. Crecí escuchando que mi papá era peligroso, que debía tenerle miedo. No fue una mentira que inventé yo. Fue una historia sostenida, repetida e impuesta por mi madre”.

Las palabras del joven resuenan con fuerza, por la gravedad del hecho que denuncia haber simulado y por la descripción del entramado psicológico al que dice haber sido sometido. “La historia del abuso se transformó con el tiempo en una verdad emocional, sin sustento real. En consecuencia, mi papá fue preso tres años. Perdió su trabajo, su nombre, su salud, su dignidad. Y yo perdí la confianza en mí mismo, a mi familia y a mi papá durante más de una década”, reflexionó.

 

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