En 1976, en Río Gallegos, Celina Lacay fue detenida. Era militante, docente, pero ante todo, madre. Como presa política, maternó como pudo. El amor por Lucrecia, Javier y Celina se siente aún hoy en cada palabra, en cada carta de las que escribió hasta 1981, cuando recuperó la libertad.
Su hija menor, Celina Torres Molina, reunió las cartas, poesías y cuentos escritos por su madre y los tomó como punto de partida para su tesis en la Licenciatura en Artes Plásticas. Creó “Ellas saben”, muestra que se exhibe desde 2011 y que el año pasado llegó al Espacio Memoria exComisaría 5ta de La Plata, donde el teatro está escribiendo un nuevo capítulo de esta historia.
“Cuando empezamos no sabíamos dónde nos estábamos metiendo y hasta dónde nos íbamos a involucrar. Arrancamos con la intención de buscar un material para hacer una obra con temática directa sobre identidad o terrorismo de estado para colegios”, cuenta Eleonora Gottlieb, actriz y trabajadora del Espacio Memoria, al suplemento Arte y Cultura de La Opinión Austral.
“A pesar de que es una situación tan tremenda, las cartas son hermosas, son bellas, eso nos encantó. Creo que nos sentimos identificados porque él es padre y yo soy madre. Fue un viaje de ida”, agrega. Así, junto a Diego Mendoza Peña, actor y trabajador de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, comenzaron a trabajar en la dramaturgia de “Celina y las cartas”.
Las cartas entre Celina y sus hijos, por un lado, y entre Celina y su esposo Ramón Torres Molina, quien también estaba preso, entrecruzan el afecto familiar y un escenario político que marcó los años más cruentos de la historia argentina.
“Las cartas son muy afectuosas, con muchos colores, con dibujos, que también es un poco lo que remarca Celina Torres Molina en su muestra, es la alegría que ellas (las presas políticas) tomaron tan profundamente, es el trabajo colectivo del que hicieron un acto de resistencia ante lo que estaban viviendo. Fue un viaje de emociones porque todas las cartas son muy fuertes”, sostiene Gottlieb.
La actuación, donde cada uno interpreta a tres personajes, la dramaturgia y la dirección fue un trabajo conjunto, sobre el que Mendoza Peña manifiesta: “Lo encaramos con mucha responsabilidad, sabiendo que estábamos tomando las cartas, que es algo tan personal y tan íntimo. No es que las cartas están publicadas en un libro, uno siente el trazo, puede ver eso, esas pequeñas acotaciones, pequeños dibujos, ahí las cartas hablan y transmiten mucho más que las palabras“.
Al equipo de la obra que se está presentando en el Espacio para la Memoria lo completan Morena Fracassi Gottlieb, hija de la actriz; Pierina Luiz en la escenografía, iluminación y vestuario, y Broc Producciones en la producción audiovisual.
“Es un trabajo que se hace en conjunto con el Espacio para la Memoria, Abuelas de Plaza de Mayo y la Defensoría de Buenos Aires. Todos nos comprometimos personalmente con el proyecto”, señala la actriz.
Gottlieb y Mendoza Peña accedieron a una historia personal que al mismo tiempo es una de miles de las que existen y conforman un período doloroso. “Estamos representando a personas que están vivas y que nos vinieron a ver, contamos su historia, una historia tan potente y, a su vez, esa historia dentro de nuestra historia argentina, entonces eso implicaba mucha responsabilidad y compromiso en un trabajo que habíamos elegido llevar a cabo”.
En el relato, la distancia, las restricciones, la censura y las preocupaciones de cada personaje se sienten, pero son el amor y la alegría los que abrazan al público para dejar un mensaje.
“El subtítulo de la obra es ‘La alegría es un acto de resistencia‘, ese es el mensaje de la obra y el que ellas transmiten en el momento que salen de la cárcel: sobrevivir en este entorno de manera colectiva“, señala Gottlieb y, para cerrar, agrega “le sumo también que es lo que siempre decimos en Teatro por la Identidad, es un poco la enseñanza que dejaron las Abuelas de Plaza de Mayo: seguir buscando, seguir luchando, pero a través del amor y del arte. Todo eso nos orientó. Si bien la historia era fuerte, queríamos que fuera bella, que fuera contada con amor y poesía”.
Foto: Pablo Bruzzone
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