De un tiempo a esta parte la actividad literaria generó una movida que en años anteriores llegó a contabilizar cuarenta autores que con su obra intentaban llegar desde Santa Cruz a la Feria Nacional del Libro en Buenos Aires, previa selección de la Dirección de Cultura. Una cifra que se mantiene, no con los mismos números, pero sí con las mismas ganas de trascender el espacio doméstico.

Los talleres literarios forman parte del marco iniciático de quien se siente escritor o de aquellos que deseen dar los primeros pasos en este oficio. Hay quienes gustan de este tipo de actividades, el primer contacto que puede tener en su vida un amante de las letras y? quienes no lo sienten así. En nuestra provincia, por ejemplo, durante un reportaje, Héctor Rodolfo Peña aseguraba que no creía en ellos, para el “Lobo” la formación de un escritor estaba en su imaginación y su máquina de escribir, una definición que lo acercaba más a la esquina romántica de estos avatares que al transpirar cotidiano.
Para otros, un esquema bien trazado, una cierta planificación los guía más a la palabra fin que da por terminada la aventura. Se sabe que para gustos no hay nada escrito.
En su octavo año de propuesta el escritor Felipe Cervine inició esta temporada el Taller de escritura, “Lo escrito, escrito está”, encuentro que pule cada dos días a la semana las intenciones de un puñado de personas con ganas de ser escritor y las vuelcan al papel para luego comentar y analizar los textos.
Miércoles y sábados el taller congrega a personas de ambos sexos en el aula 4 de la UTN (Universidad Tecnológica Nacional y en diálogo con La Opinión Austral, Cervine recordó que el año pasado como parte de las actividades se dieron a la tarea de escribir una especie de antología de cuentos con un personaje central: “Cada uno optaba por la historia que mejor le parecía, me lo enviaban, yo se los reenviaba a su vez y debatíamos en el taller. Ahora planificamos la escritura de una novela cada uno. Ese es el desafío del 2018”, indicó.
“Claro que esto puede llevar toda la temporada o más de un año”, dijo.
Cervine es de Mendoza y coordina talleres literarios desde 1985, comenzando este tipo de orientación en Buenos Aires. Trabajó en diversos servicios del Hospital Municipal “José Tiburcio Borda” y en la Clínica “Guadalupe” con personas en situación de uso, abuso de drogas y alcoholismo. En ambas instituciones con talleres de escritura.
Radicado en Río Gallegos desde el 2010, coordinó talleres en el Complejo Cultural “Santa Cruz” en la órbita de un acuerdo entre la Secretaría de Estado de Cultura y el Consejo Provincial de Educación, a través de la Dirección de Escuelas y Redes.
También tuvo a cargo talleres con adultos y adolescentes en situaciones de uso, abusos de drogas y alcoholismo, en el Programa Nacional de Educación en Contexto de Encierro.

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