Your browser doesn’t support HTML5 audio
Luego de una histórica carrera en Bakú, donde finalizó octavo y sumó puntos por primera vez en la categoría reina, Franco Colapinto continúa su meteórica trayectoria en la Fórmula 1. Lo que muchos no conocen es la especial relación que tiene su familia con Río Gallegos, especialmente a través de su padre, Aníbal Colapinto. Este excorredor de autos y motos de 61 años le transmitió su pasión por el automovilismo y realizó importantes sacrificios para respaldar la carrera de su hijo.
Aníbal, quien se destacó como piloto en varias disciplinas, comenzó en el Speedway de Bahía Blanca, corrió en Turismo Nacional e inclusive fue dueño de uno de los equipos más emblemáticos del Turismo Carretera, justo cuando su hijo empezaba a asistir a los autódromos.
En una entrevista brindada a Infobae, el padre del piloto argentino de Williams recordó su paso por la capital de la provincia de Santa Cruz, donde vivió una dura experiencia en el Servicio Militar que le impidió competir regularmente.
“Tuve la chance de irme a correr afuera, pero tuve que hacer el Servicio Militar y no pude ir. Estuve en el V Cuerpo del Ejército y llegué hasta Río Gallegos y estuve en el hospital de alta complejidad donde llegaron heridos y los que tuvieron que ser amputados. Fue muy duro porque yo tenía 18 años y eran chicos que tenían un año más. Teníamos instrucción de 50 días en un campito. Apuntabas para un lado y disparabas para otro”, rememoró.
Una vez que le dieron la baja, volvió a las carreras y continuó sus estudios. “Seguí corriendo unos años hasta que dejé porque me vine a Buenos Aires a estudiar abogacía y en el verano corría alguna carrera, pero cuando podía, porque si iba a entrenar no podía comprar alcohol metílico para correr”, dijo. Sin embargo, explicó que debió dejar de correr “porque me había recibido de abogado y trabajaba para una empresa muy grande. Tenía ciertas obligaciones familiares y decidí largarlo todo”.
Aún así, el automovilismo siempre formó parte de la vida familiar. En el ámbito del Turismo Carretera, Franco comenzó a desarrollar su pasión por esta disciplina: “Varios años más tarde tuve la posibilidad de comprar el equipo JC, que es el equipo más antiguo del TC y que era de Julio Nicieza que antes era Supertap. Lo armamos con socios míos. En el TC Pista tuvimos varios pilotos, entre ellos Lucas Benamo (el coach de su hijo). Franco venía de chiquito y cuando él se instaló en Europa me dediqué a acompañarlo”.
Para apoyar la carrera de su hijo, Aníbal realizó un sacrificio importante: vendió una casa para financiar sus primeros pasos en Europa. Esto permitió que el joven participara en competiciones como la Fórmula 4 Española, donde fue campeón en 2019. A propósito, comentó: “No me gusta hablar mucho de esto porque el protagonista es él. Yo por mis hijos lo doy todo y con Franquito nos metimos hasta el final”.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia