Atravesando el verano de 1942 se disputó el Gran Premio al Sur Argentino, organizado por la Comisión de Automovilismo de Esquel. Los mismos llevaron adelante una insistencia notable y lograron el aval del Automóvil Club Argentino, quien brindó finalmente su apoyo a pesar de la situación internacional que se vivía por aquel tiempo.
La Segunda Guerra Mundial que se desarrollaba en el hemisferio norte principalmente, provocaba grandes problemas como la falta de neumáticos y la escasez de combustible y repuestos por ejemplo. Allí el entusiasmo pudo mas y un 21 de enero de 1942 se largó desde Mercedes (Buenos Aires) rumbo a General Pico (La Pampa), con 60 arriesgados que encararon la ruta con toda la voluntad del mundo.
La carrera tuvo muchos altibajos y el martes 27 de enero, luego de un largo recorrido las tripulaciones habían llegado lo mas al sur que recorrería la carrera: la ciudad chilena de Punta Arenas. A pesar de redoblar los esfuerzos, el chileno Jorge Rodrigo Daly no pudo largar desde suelo bonaerense y se quedó con la mayor bronca de su vida. De esa forma, fueron 59 los pilotos que finalmente partieron desde el inicio.
De los 60 inscriptos para la largada, sólo 14 pilotos lograron llegar al final en Bahía Blanca.
El martes 27 entonces los 14 autos que quedaban llegaron a Punta Arenas y uno de los pilotos mejor ubicados era Esteban Fernandino, quien había ganado la etapa General Roca–Esquel aunque venía con un problema en su caja de cambios que lo perjudicaba notablemente en su rendimiento.
Por su parte José Muñiz, nuestro José Muñiz, era jefe del taller de la agencia Ford de la capital de Santa Cruz. A sabiendas de los problemas de Fernandino, en las instalaciones de la agencia trabajaban en una solución. Al día siguiente, el Gran Premio pasó nuevamente por Río Gallegos para completar la séptima etapa del esfuerzo, que era Punta Arenas–Puerto Deseado para cubrir nada menos que poco menos de 1000 kilómetros.
La clasificación general finalmente dio como ganador a Fernandino con un registro de 78:57:06.
Al piloto de Ford lo esperaron en la entrada del pueblo cerca de la Laguna Ortiz, y de allí lo llevaron a la agencia Ford porque en su interior y desde hacia mas de un mes, estaba guardado un “camioncito” Ford que pertenecía a la Estancia GAP y que curiosamente tenía una caja de cambios totalmente adaptable al auto de “Don Esteban“. A partir de esta situación, no hubo tiempo para pensar y enseguida le sacaron la caja mientras esperaron por el arribo del auto de carrera. Con muchísima vehemencia, se llevaron adelante las labores de la colocación con el tiempo de neutralización que tenían y finalmente Fernandino salió otra vez a la ruta con “caja nueva“.
Por supuesto después Muñiz y los del taller tuvieron que dar todas las explicaciones posibles a la gente de GAP, pero al poco tiempo y por barco (el Lucho de La Anónima) llegaba no solo una caja de cambios nueva, sino también la pieza del motor que le faltaba al vehículo. Luego de esa devolución de gentilezas, los estancieros se quedaron tranquilos y los del taller mas que contentos con la “picardía” realizada.
Lo cierto es que Fernandino pudo luchar con las mismas armas con Ricardo Harriague (Pseudónimo Casualidad) que ganaba las dos etapas siguientes llegando a Comodoro Rivadavia. Incluso con Fernandino pegado detrás, mientras que Juan Manuel Fangio llegó cuarto y también había tenido problemas mas complicados.
La última etapa entre Trelew y Bahía Blanca fue para el mismísimo Fangio seguido de Juan Gálvez, pero la clasificación general finalmente dio como ganador a Fernandino con 78:57:06 en 7.192.400 kms. recorridos.
De los 60 inscriptos y los 59 volantes que lograron partir desde el comienzo, fueron sólo 14 pudieron atravesar la bandera final en Bahía Blanca.
José Muñiz no se olvidó nunca, y muchas veces en charlas en su oficina o en algún medio, nos recordaba siempre con especial énfasis esta historia, remarcando la “picardía” que habían realizado aunque después quedó como una gran anécdota.
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