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Cuando los hechos valen mas que las palabras, se manifiestan por si solos y demuestran la buena voluntad y la predisposición a compartir y a ayudar en todos los niveles, y en el caso que nos ocupa habla de la hidalguía y caballerosidad que va mas allá que la amistad que se declama.
Toda esta historia viene a cuento porque un hecho de estas características vale la pena resaltarlo para darle el verdadero valor que tiene, porque eso sucedió a las 48 horas mas o menos que se había producido el accidente de Alexis Bull en Buenos Aires con el destrozo que sufrió su auto al impactar contra las defensas del curvón Salotto a alta velocidad.
Luego de corroborar que el piloto estaba en perfecto estado y solo se había destartalado el auto, fueron muchos los que intentaron ponerse en contacto para ver como ayudaban, y uno de ellos, Pablo Grippo, los llamó y les comunicó que el Fiat Uno de su propiedad que su hijo Pedrito Grippo había corrido en la clase 1 del pista en 2022 y que estaba guardado desde entonces, podía utilizarse inmediatamente.
Prestar un auto de carrera no es sencillo ni fácil ni nada por el estilo, y hay que tener buena voluntad, predisposición para ayudar sin lugar a dudas y este hecho que sobrepasa la idea de lo amistoso, se transforma en verdadero valor del ser humano que a sabiendas del esfuerzo que realiza el equipo Bull para tener sus dos pilotos en un torneo nacional, no se escatima nada para que esto tenga continuidad inmediatamente.
Bueno es reconocer los valores deportivos y cuando a estos hay que agregar los de las personas, se transforma en un coctel mas que dulce y sabroso que se digiere a toda velocidad, como arriba de un auto de carrera, y se le da el real valor que tiene y representa y nos hace creer mas en los seres humanos.
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