En mayo del 2021, un golpe al narcotráfico llamó la atención de propios y extraños a la Policía Federal Argentina (PFA), cuando detectaron una gran cantidad de drogas que había llegado a la provincia de Santa Cruz.

Se trataban de dos kilos de cocaína y otros dos de marihuana que habían llegado escondidos dentro de tachos de pintura y que, gracias a la perspicacia de las fuerzas de seguridad investigativas federales, lograron sacarlos de circulación antes de que fueran un peligro para la salud pública.

El operativo se llamó “Blanco Pintor” y fue realizado por el personal de la Policía Federal. Además, con el pasar del tiempo e información, fue nombrada como “La banda de Heinsenberg” en relación a la conocida serie televisiva estadounidense Breaking Bad por sus similitudes.

De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, la banda conformada por seis personas, distribuidas en las provincias de Santa Fe y Santa Cruz, tenía un integrante algo particular: un docente de ingeniería química quien se encargaba del estiramiento de la droga antes de ser enviada al sur del país.

El cargamento de la droga había sido enviado a Caleta Olivia a principio de mayo del 2021. La droga estaba dividida en cuatro tachos de pintura. Lo que desconocía la banda era que la fuerza federal ya estaba siguiéndoles los talones y, en la ciudad de El Gorosito, ante la presencia de dos vecinos que hicieron las veces de testigos, abrieron los elementos.

El tacho de pintura que tenía cocaína. (FOTO: POLICÍA FEDRAL ARGENTINA)

Según las averiguaciones hechas por la PFA, la droga tenía como destino final localidades del interior de Santa Cruz. En paralelo, también se hicieron allanamientos en la provincia de Santa Fe, allí se secuestraron una gran cantidad de dinero y más estupefacientes. Las investigaciones determinaron que los integrantes de la banda “lavaban” el dinero haciéndose de porcentajes de jugadores de fútbol y autos de alta gama.

Finalmente, esta semana se realizó el debate de valoración de penas en la ciudad de Río Gallegos. Según pudo saber este diario, se trató de un juicio abreviado en el que los integrantes de la asociación criminal reconocieron su participación en los diversos delitos que habían cometido.

Solo el cabecilla de la banda quedó tras las rejas. Él recibió una pena de seis años de prisión efectiva. Los restantes, incluidos el docente de ingeniería química, tuvieron sentencias dispares que van desde los dos y hasta los tres años de prisión en suspenso. En consecuencia, deberán someterse a un régimen de conducta si no quieren perder el beneficio de la libertad.

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