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La Policía de Caleta Olivia informó sobre un grave incidente ocurrido el miércoles 5 de noviembre del corriente año a las 18:30 horas, en la intersección de calles Gilberta García y Entre Ríos, en el barrio Rotary XXIII. La situación causó una fuerte repercusión entre los vecinos. La sociedad se dividió en comentarios que cuestionaron la actitud de la fuerza de seguridad y otros que apuntaron contra los hombres por “tomar y drogarse” en la calle.
De acuerdo a lo que informaron fuentes a La Opinión Austral, el hecho se originó cuando un grupo de “aproximadamente 20 personas se encontraban ingiriendo bebidas alcohólicas y en evidente estado de ebriedad” en la vía pública y “se mostraron hostiles”. Al tratar de identificarlos, los individuos se negaron a aportar sus datos y a retirarse del lugar, demostrando disconformidad con la intervención.
La situación escaló rápidamente a violencia activa, con insultos y ademanes de arrojar elementos contundentes. En un momento dado, el grupo lanzó una botella de vidrio y piedras contra el personal. Ante esta escalada de agresiones, y tras “agotar los escalones del uso progresivo de la fuerza”, se procedió a la utilización de un cartucho de estruendo.
Finalmente, al no lograr cesar la conducta agresiva de los causantes, se solicitó apoyo a las dependencias y se autorizó el uso de cartuchería AT, siguiendo las medidas de seguridad correspondientes. Luego de aproximadamente 20 minutos de tensión, se logró restablecer el orden público en la zona. Como consecuencia de los ataques, dos efectivos policiales resultaron con lesiones de carácter leve.
“Tenemos que ser todos amigos”
Sin embargo, otra versión que se dio a conocer en la jornada del miércoles es la de un familiar de algunos de los hombres implicados en el violento enfrentamiento. Se trata de Miguel Torres, quien reside en una casa de la calle Santa Fe del populoso, fue entrevistado por El Caletense y contradijo la versión oficial. Según sus dichos, habría existido el uso desmedido de la fuerza contra un grupo de jóvenes que solo estaba consumiendo bebidas alcohólicas y sin portar armas.
El hombre mostró casquillos de escopeta en el lugar y afirmó que la Policía fue quien disparó, por lo que impactaron proyectiles en su vivienda y en personas cercanas. Asimismo, detalló que sus familiares sufrieron lesiones: “A mi hijo le pegaron por la espalda, por todos lados, a mi yerno le pegaron el estómago y a mi otro hijo en el brazo y la pierna”. También mencionó que una vecina resultó herida en el brazo.
El conflicto, según Torres, comenzó tras una discusión sobre la presencia policial, cuando un agente agredió a su hijo, momento en que “empezaron los tiros”. “Yo fui, pasé para allá para hablar con el comisario. Y me agarraron todos, me decían chupalo, chupalo, chupalo“, dijo y llamó a la fuerza de seguridad a “ordenar y no incentivar la violencia“.
Finalmente, insistió en que los jóvenes no estaban armados, solo consumiendo bebidas, y que esta es la primera vez que se ve envuelto en un altercado de esta magnitud, a pesar de haber intervenido antes para calmar situaciones. Este testimonio se contrapone al informe policial previo, que indicaba el uso de un cartucho de estruendo y munición AT para restablecer el orden ante una agresión con botellas y rocas.
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