El comisario mayor Juan Manuel Aravena, se acercó a la redacción de La Opinión Zona Norte, para compartir un poema escrito por él, en el marco del fallecimiento de San Martín.
“El 17 de agosto, si no falla mi memoria, murió el argentino más grande, que recuerda nuestra historia. El que hizo una promesa, que está en la historia grabada, “serás, lo que debes ser, o si no, no serás nada”. Nació para defender, aunque le costó luchar, esa fórmula sagrada, “la de Dios, patria y hogar”. Los que leyeron la historia, saben que en todo momento, respetó la ley de Dios, total los diez mandamientos. Cruzó el campo de batalla, al verse comprometido, para poder liberar, a los pueblos oprimidos. Y cuando hablamos de Patria, él cumplió con su destino, porque gracias a este prócer, existe el pueblo argentino. Fue un maestro para su hija, y si con él la llevó, para educarla y cuidarla, y un legado les dejó. Las máximas para Merceditas, no se pueden igualar, si no salen del corazón, de un padre que es ejemplar. Él fue formado en la guerra, tuvo un mérito notorio, fue un estratega en la lucha, no un militar de escritorio. Acá, San Martín fue sentenciado, por valiente y muy humano, se negó a manchar su espada, con la sangre de otro hermano. Si aquel que predicó el bien, y tantos ejemplos dejó, también lo crucificaron, y nadie lo defendió. Si algún otro se salvó, no fue por ser el mejor, porque la envidia y la intriga, es el veneno mayor. Sabiendo esto, el general, optó por otro camino, para seguir con la suerte, que le deparó el destino.Fue un orgullo de argentino, por valiente y por capaz, pero se marchó al exilio, para descansar en paz. Esta es la historia de un grande, que a tres países libertó, jamás se eclipsó su estrella, con todo el honor murió”.
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