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La comunidad de Caleta Olivia vivió las tradicionales Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Valle, bajo el lema “De la mano de María rezamos, soñamos, caminamos“.
La Novena, que comenzó a finales de noviembre, se desarrolló con una serie de misas y rezos del Rosario, donde cada jornada estuvo dedicada a una causa o grupo particular de la sociedad. Las comunidades de la localidad se unieron en oración por los trabajadores, los migrantes, los jóvenes, los ancianos, por la vida, la educación, la paz en el mundo, entre otros.
Uno de los momentos más emotivos tuvo lugar el último día de la novena, con la tradicional ceremonia del cambio de manto de la Virgen. Este acto, cargado de simbolismo, estuvo acompañado de una vigilia cultural que incluyó la participación de grupos de danza y músicos devotos. A la medianoche, la comunidad realizó una pequeña procesión alrededor del Santuario, cerrando así las actividades previas al gran día de la festividad.
Este domingo, día central de la fiesta, comenzó con la celebración del Rosario y continuó con la misa de consagración de la Legión de María y la promesa de los Salesianos Cooperadores. Durante toda la mañana, los fieles pudieron acercarse al Santuario para participar de la atención de confesiones y recibir la bendición de sus vehículos, una tradición muy esperada por los conductores locales.
A medida que avanzaba el día, la misa central de la mañana, animada por la Renovación Carismática Católica, atrajo a un numeroso público que siguió con fervor cada uno de los cantos y oraciones. Al mediodía, el Santuario permaneció abierto para todos los peregrinos que llegaron a visitar a la Virgen.
Por la tarde, la comunidad se concentró frente al Centro Catamarqueño para dar inicio a la tradicional procesión, que recorrió las calles de la ciudad pasando por lugares simbólicos como el Hospital Zonal y el Hogar de Ancianos. A lo largo del recorrido, las familias, comunidades y centros barriales participaron llevando sus propias imágenes de la Virgen.
La festividad culminó con la misa central al aire libre, en la explanada del Santuario, donde miles de personas se congregaron para celebrar en comunidad. La misa, acompañada de cantos, oraciones y una profunda sensación de fraternidad, marcó el cierre de una fiesta religiosa que representó un verdadero encuentro de fe, esperanza y unidad para todos los caletenses
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