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Los desembarques de merluza hubbsi, la principal especie de la pesquería del sur del paralelo 41º, registraron una caída del 19% en los primeros meses del año en comparación con 2024. Con un total de 34.981 toneladas desembarcadas hasta el 11 de marzo, la merluza sigue siendo un recurso clave para la industria pesquera argentina, pero las cifras reflejan un retroceso en la actividad, asi lo señala un informe de Revista Puerto.
Caleta Paula en descenso
Mar del Plata sigue siendo el epicentro de los desembarques de merluza, con 23.497 toneladas registradas, aunque también experimentó una baja del 17% en relación con el mismo período del año anterior.
Sin embargo, el caso más alarmante se encuentra en Caleta Paula, que sufrió una caída vertiginosa del 41%, con apenas 5.094 toneladas descargadas, un descenso significativo que afecta tanto a la economía local como a la actividad pesquera en la zona.
El resurgir de Comodoro Rivadavia
En el Golfo San Jorge parece haberse producido un corrimiento en el protagonismo de los desembarques de merluza hubbsi porque todo lo que cayó Caleta lo subió Comodoro Rivadavia, donde se desembarcaron 4.179 toneladas, 46% más que en la comparación interanual. Desde el puerto operan entre 7 y 8 barcos de dos mil cajones de bodega, de manera regular.Comodoro Rivadavia ha experimentado un aumento en sus desembarques, con 4.179 toneladas de merluza hubbsi, lo que representa un incremento del 46% en comparación con el mismo período de 2024.
Luis Santander, armador e industrial pesquero de Comodoro Rivadavia, destaca la importancia de la paz social lograda este año, tras los conflictos laborales del año pasado. “El año pasado no pudimos trabajar por el conflicto del SUPA”, explica Santander, señalando la gestión de Andrés Arbeleche como clave para superar la crisis. “Gracias a él, logramos una paz social que nos permitió retomar la actividad”, agrega el empresario, quien también menciona que este año han podido diversificar sus operaciones, aunque algunos viajes todavía se realizan a Caleta Paula.
Desafíos en la flota fresquera
El sector de la flota fresquera de altura, que tradicionalmente se ha visto como uno de los principales actores en la captura de merluza, también enfrenta dificultades. La caída en la participación de la flota fresquera es doblemente notable, ya que muchos barcos grandes, como el Santa Bárbara y el Marisco II, se encuentran fuera de servicio. Además, los barcos operativos se han desviado hacia la captura de langostino, un recurso que les permite obtener mayores rendimientos económicos, lo que ha reducido las capturas de merluza en un 24% con respecto al año pasado.
Por su parte, la flota congeladora también experimentó una baja del 11%, con 5.078 toneladas desembarcadas en comparación con 2024. Esta disminución de la captura de merluza fresca ha afectado directamente la cadena productiva en las plantas de procesamiento en tierra, especialmente en aquellas no afiliadas a la Cámara Argentina de la Industria Pesquera (CaIPA), que debieron negociar reajustes salariales con los sindicatos.
Desafíos económicos y laborales
El impacto de estas caídas en los desembarques también ha repercutido en los trabajadores del sector. En algunas plantas, especialmente las que operan bajo un modelo de producción en cooperativa, los ajustes salariales se han negociado bajo estrictas condiciones económicas. Un industrial pesquero consultado por Revista Puerto comenta: “Cada empresa arregló lo que pudo pagar. La gente entiende la situación, saben que si cerramos todos quedan en la calle y por eso aceptan los aumentos que sabemos que podemos dar”.
El retroceso en las exportaciones
La difícil situación en la industria pesquera también se refleja en el mercado internacional. Según la Cámara de la Industria Pesquera de Argentina (CAPECA), las exportaciones de merluza a Brasil, uno de los principales destinos, cayeron un 32% en enero de este año. Aunque los compradores brasileños siguen interesados, los empresarios han preferido priorizar otros mercados debido a los riesgos asociados con el paso de la mercadería por la frontera, donde los controles son estrictos y las posibilidades de rechazo son altas.
Como concluye el informe, las variables económicas y la merma en la captura de merluza fresca han convertido la industria pesquera en un negocio cada vez más riesgoso. Las cifras del primer trimestre del año son un reflejo claro de una tendencia que afecta tanto a las empresas como a los trabajadores del sector.
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