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Este martes se realizó la segunda jornada de juicio contra Ricardo La Regina, el productor agrícola y ganadero acusado de provocar una masacre ambiental en la colonia de pingüinos de Punta Tombo. La fiscal Florencia Gómez anunció que se llevará a cabo una nueva inspección ocular en el campo del acusado, con el fin de recolectar más pruebas sobre los daños causados a fines del 2021.
La Regina, encargado de una finca colindante con el Área Natural Protegida de Punta Tombo, enfrenta graves acusaciones que indican que su actividad agrícola llevó a la muerte de más de un centenar de pingüinos y a la destrucción de aproximadamente 175 nidos en plena etapa reproductiva. La región alberga el 40% de la población mundial de pingüinos de Magallanes, lo que la convierte en un sitio de importancia para la conservación de la especie.
Uno de los testimonios más esperados fue el del biólogo Pablo García Borboroglu, reconocido por su trabajo en la Global Penguin Society. García Borboroglu expuso ante el Tribunal, presidido por la jueza Laura Martini, la magnitud de los daños observados en el hábitat de los pingüinos, que se agravaron a raíz de las intervenciones de La Regina.
El biólogo detalló cómo la maquinaria pesada utilizada en la finca arrasó con vegetación nativa y creó un camino de hasta seis metros de ancho, fragmentando la colonia de pingüinos y obstruyendo su acceso al mar. Este fenómeno afectó a los pichones, cuya alimentación se vio comprometida y también generó un gran estrés entre los ejemplares adultos que intentaban atravesar el área.
“Además, se instaló un alambrado electrificado a baja altura que bloqueaba el paso de los pingüinos. Este obstáculo, ubicado a solo 20 centímetros en algunos puntos, complicó aún más su desplazamiento en un momento crítico para la crianza”, relató García Borboroglu.
La fiscalía, junto con la querella y la fiscalía de Estado de la provincia, sostiene que La Regina es responsable de la masacre ambiental, argumentando que su accionar incluyó movimientos de tierra que aplastaron huevos y pichones. A través de imágenes satelitales y visitas al lugar, se documentaron alteraciones en el hábitat de los pingüinos, lo que ha llevado al caso a cobrar relevancia nacional e internacional.
Por su parte, La Regina ha defendido su postura alegando que “los problemas en la zona son resultado de la falta de delimitación entre la actividad ganadera y la reserva”, un conflicto que, según él, “se ha arrastrado por más de una década“, indicó.
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