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Javier Milei está eufórico. En la Casa Rosada entienden que están ganando las batallas que se han propuesto: la económica, la política y, especialmente, la cultural.

La inflación sigue bajando mes a mes, un riego país que disminuyó a niveles históricos, un exitoso blanqueo de capitales, un dólar “planchado”, repunte de sectores que marcan el fin de la recesión, y, la frutilla del postre, el triunfo de Donald Trump en las elecciones pone a “un amigo” en la Casa Blanca que ayudará a arreglar las cuentas con el FMI y a que lleguen dólares al país. Este panorama se completa con un acuerdo entre los principales analistas y encuestadores: el Presidente dejó de bajar en los sondeos de opinión y registra un repunte de su imagen. La batalla cultural se está ganando.

Quizá por todo lo anterior, Javier Milei se anima a más.

Es así que en una entrevista “amiga” se anima a romper públicamente con su vicepresidenta. “Victoria Villarruel no tiene injerencia en el gobierno porque ella es casta”, dijo, contundente. La saca del gobierno. Expulsa a alguien que le acercó a “la familia militar” y que tiene muy buena relación con los productores agropecuarios.

Y así como rompe con Villarruel, le pone más límites a los gobernadores y pone en peligro el acuerdo por el Presupuesto 2025, avanza sobre el PRO y vuelve a ningunear a Mauricio Macri, deja que sus más fieles seguidores realicen actos con similitudes con el fascismo, deja plantados a los líderes mundiales del G20 y no participa de la foto final, avanza con privatizaciones y despidos en el Estado, y recarga las críticas al periodismo.

“La mayor cantidad de los periodistas en la Argentina”, dijo, son “ensobrados”, “torturadores profesionales”, “corruptos”, “ladrones” y “extorsionadores”. Todos estos calificativos ante periodistas que se conforman con que no haya dicho todos. Pero éste es otro tema.

Javier Milei entiende que los números de la economía, las alianzas internacionales y los mercados financieros le van a regalar un 2025 muy bueno que le permita un éxito en las elecciones legislativas. Por eso sube la apuesta. Aparece recargado.

Ni siquiera atiende las advertencias de algunos amigos. El Fondo Monetario sigue preocupado por el dólar barato, economistas como Juan Carlos De Pablo advierte que “el país se ha vuelto muy caro para producir”, Carlos Melconian señala que la importación de productos va a producir más desempleo y cierre de empresas, y hasta la Fundación Mediterránea le señala que los sectores que sienten una recuperación generan apenas el 15% del empleo privado, y el otro 85% sigue en niveles negativos. La Argentina se ha vuelto cara en dólares. Eso no solo afecta a los fabricantes de los más diversos productos, sino que se avecina un verano complicado en materia turística.

Pero Milei entiende que son mensajes agoreros y no ven realmente lo que sí registran en el resto del mundo: Argentina es un ejemplo y es milagroso lo hecho por el gobierno. Y así es que apuesta a más. Un Javier Milei recargado para el 2025.

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