Encender la leña o el carbón es sencillo si conocemos algunos pasos esenciales. Si los hombres de las cavernas lo lograron agitando una vara con un poco de hierbas secas, no tenés excusa para intentarlo con papel, maderas, fósforo y un poco de carbón de leña.

El lugar

Es necesario contar con el espacio a resguardo de elementos que pueden ser alcanzados por las llamas. Una vez que te aseguraste que nada corre peligro poné manos a la obra:

  1. Colocá una base de bollos de papel de diario viejo.
  2. Poné encima pedacitos de carbón chiquitos para que enciendan más fácil (un detalle importante: fijate primero que el carbón no esté húmedo, porque no logrará encender si es así).
  3. Encendé con fósforos el papel en varios sectores. Cuando el fueguito llegue a las primeros trozos de carbón, andá agregando pedazos de carbón más grandes hasta incorporar la cantidad necesaria.
  4. Si no hay nada de viento que avive el fuego, podés airearlo ayudándote con alguna tapa de olla o bandeja liviana, usándola tipo abanico.
  5. Cuando las brasas estén de color entre rojas y blancas, ya podés pasarlas del brasero hasta la base de la parrilla y comenzar la cocción. Consejo útil: la parrilla debe estar entre 15 o 20 cm de altura sobre las brasas.
  6. En caso de necesidad, está bueno mantener un fueguito extra al costado para contar con brasas ideales en caso de que te llegue visita.

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