La gamuza es cuero que ha sido estirado, rasgado y desgastado a fin de darle la clásica apariencia afelpada que tiene. Dado que el material ya está “destruido”, la gamuza repele el agua mucho menos que el cuero. Es recomendable siempre darle un tratamiento previo al calzado de gamuza si quieres mantenerlos limpios y con buena apariencia, pero en ocasiones no te quedará más opción que limpiar y secar zapatos mojados que no hayan sido tratados.

Método

Paso 1: dejarlos secar lentamente al aire libre. No pongas los zapatos bajo el sol o cerca de un calentador, ya que el calor excesivo podría hacer que la gamuza se deforme y se quiebre si no tienes cuidado.

Paso 2: rellena los zapatos cuidadosamente con papel tisú o periódico si están empapados, trata de imitar la forma de tus pies. Ten en cuenta que, a menudo, el cuero y la gamuza se deforman cuando se mojan. Si el calzado se seca en esta posición deformada, estos materiales se agrietarán cuando te pongas los zapatos.

Paso 3: cepilla suavemente todo el barro o polvo con un cepillo para gamuza o uno de cerdas suaves de nailon. También puedes usar un cepillo para las uñas o de dientes si no tienes a mano otra cosa. Cepilla suavemente, siguiendo la dirección de la felpa (la lanilla) de la gamuza.

Paso 4: tener en cuenta que el agua no arruinará tus zapatos de gamuza si te tomas el tiempo necesario para secarlos. No limpies, frotes o cepilles la gamuza vigorosamente. Cuando los pelillos delicados se mojan, se tensan hacia arriba y se vuelven quebradizos, lo que causa que sea fácil arrancarlos.

Paso 5: renueva la gamuza seca con un cepillo para este material a fin de que recupere su textura suave. Una vez que los zapatos estén limpios y totalmente secos, toma un cepillo para gamuza y pásalo suavemente a fin de reacomodar las fibras.

Paso 6: aplicar a tus zapatos un producto en aerosol para proteger la gamuza, a fin de evitar más daños. El calzado de gamuza puede sobrevivir en todas partes, siempre y cuando estés preparado.

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