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Cuando se van a cumplir 100 años de la fundación del Club Hispano Americano, recorremos la historia para encontrar a algunos protagonistas que formaron parte de los primeros días como el caso de Enrique Prado primer presidente, fundador y trabajador incansable de la institución celeste, fallecido en España varios años después.
El protagonista fue un pulmotor empujando en esos tiempos como citan algunos registros tal el caso del matutino “La voz del Pueblo” de 1950, quien lo califica como el que tuvo a su cargo la difícil tarea “de dar forma orgánica a la entidad, inscribir adherentes, constituir equipos, entablar relaciones, concertar encuentros, y convocar a la primera Asamblea general que constituyó la comisión legal del club”, remarca el matutino del 17 de diciembre de 1950.
Enrique Prado sería elegido presidente en el período 1928/1929 y luego en 1932/1933, fue nombrado luego de su retiro presidente “Honorario Vitalicio” demostrando su tenacidad, perseverante animador del progreso del club y como enfatiza el matutino a que nos referimos, “el 17 de diciembre de 1925 un grupo de personas jóvenes entusiastas integrantes del Club Olimpia resolvieron formar un club que los represente en la Asociación de Fútbol local y así se formó el Club deportivo Hispano Americano”.
En la misma nota, se hace referencia a los “humildes comienzos que merced al esfuerzo y sacrificio de sus dirigentes, alcance una posición respetable en el concierto social, siendo Enrique Prado la figura descollante en el tema, junto a otros que lo acompañaron en la primera comisión como Bartolomé Estevez, Bienvenido Casal y Guillermo Hawkins junto a otros mas como Felipe Fernández, Próspero J. Suarez, Juan Bautista Rocha, Salvador Lugo, Pablo Villalba y Pascual Pérez, todos bajo la órbita del presidente que los contuvo a todos y los llevó a formar una de las instituciones mas importantes de la Patagonia”.
la figura del presidente Prado fue mas que importante ya que dejó armado en su retiro el formato del club y con la misión cumplida, volvió a España para terminar su vida en su terruño, pero siempre recordando con especial cariño el trabajo y la labor desarrollada en sus años juveniles por la camiseta celeste, que hoy brilla con luz propia en el contexto del deporte patagónico y nacional.
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