Rafael Ruiz había llegado en 1986 a Gobernador Gregores por trabajo. Estaba en el cuartel de bomberos. “¿En qué club puedo jugar al fútbol?”, preguntó apenas pisó la localidad de la zona centro de Santa Cruz. Huracán de Gregores no atravesaba un gran momento. Estaba económicamente complicado y los fantasmas de desaparición asomaban con más firmeza. Pero eso no le importaba. Primero fue jugador, luego preparador físico y, a los 24 años, fue presidente del club.
El arraigo con el fútbol nació a finales de la década del 60 en Fitz Roy. Ruiz transitaba frecuentemente el potrero del pueblo, ubicado frente a las vías del tren. Imaginaba que era Norberto “Beto” Alonso -gloria del fútbol riverplatense-.
Su padre era de Santiago del Estero, pero ante la escasa oportunidad laboral, decidió viajar a Santa Cruz. Se hizo policía. Por el trabajo, era un nómade de la provincia: vivió en Puerto Deseado, Río Gallegos, Las Heras, Fitz Roy, entre otras ciudades.

“Hay que hacer crecer a los chicos para que puedan aprender y ganar confianza”.

A los 14 años, Ruiz debutó en la Primera División de Ferrocarril de Puerto Deseado, ante Florentino Ameghino de Comodoro Rivadavia.
Luego, a los 16, se instaló en Río Gallegos, estuvo en la Escuela de Policía y fue oficial. Le había prometido a un dirigente que iba a jugar en Boca de Río Gallegos. Hubo un inconveniente: era fanático de River Plate y no se quería poner la camiseta. Así empezó a destacarse en la cuarta de Bancruz. Eran años dorados para los Bancarios y no tenía lugar para saltar a Primera.
¿El problema principal? Jugaba de wing izquierdo y en el primer equipo ocupaba ese puesto Ángel “Lobo” Pereyra, eminencia del fútbol de la Patagonia y ex jugador de Talleres y Belgrano de Córdoba. “Yo lo admiraba. Era un jugadorazo. Lo miraba mucho para aprender”, admitió Ruiz, desde Pico Truncado, a La Opinión Austral. Recién pudo saltar a la cancha con Primera a los 21 años.
Se tomó vacaciones sin goce de haberes para ir a jugar un año a Sarmiento de Santiago del Estero. Volvió y se acomodó en Gregores. “Fue cambiarles la cabeza a todos los chicos. Había un ambiente muy campero y traté de que ellos estén cerca del deporte para tener una vida más sana”, recordó de aquellas épocas. Metió a Huracán en la agenda provincial y empezaron a levantar el nivel deportivo.
Ruiz siguió los métodos de su padre y también se trasladaba rápidamente. Vivió en Piedra Buena y en Puerto San Julián. Y posteriormente encontró su lugar en el mundo: Pico Truncado. En la localidad petrolera sólo estaba la escuelita de fútbol municipal. Un profesor se hacía cargo de más de ciento cincuenta jóvenes.
La coyuntura animó a Ruiz, en 1998, a fundar un club: Defensores de Pico Truncado. Empezó con cinco compañeros de la escuela de sus hijos. Luego veinte. Luego cuarenta. Se juntaban en la casa de Ruiz y los llevaba a entrenar a la cancha del club Chubut, cerca de los molinos de viento de la zona norte.
Rafael Ruiz analizó los años de Defensores y remarcó el proceso a largo plazo. Describió cómo llegó a Argentinos Juniors y la tarea de un cazatalentos.
LOA: ¿Cómo fue el crecimiento del club?
RR: Arrancamos con la escuelita de iniciación deportiva. Empecé con los chicos categoría 86/87. Tenían nueve y diez años. Después fui incorporando más categorías. Cuando sumé más chicos, hablé con Jorge “Gato” Montesino, de Comisión de Actividades Infantiles (CAI) de Comodoro Rivadavia, y jugamos un partido contra ellos. Cuando terminó el partido, él me dijo que le gustaban el enganche y volante central. El cinco era mi hijo y el diez era Oscar Marchant, que ahora está en Jorge Newbery de Comodoro. Marchant fue uno de los mejores jugadores que vi en Santa Cruz. Esa experiencia con el “Gato” me incentivó para trabajar cada vez más. Empezamos a competir en los torneos. Alquilamos gimnasio para trabajar. Jugamos un torneo provincial, que fue televisado, y salimos campeones en 2004 en Río Gallegos con la categoría 87/88. Pico Truncado empezó a tener peso en el deporte Santa Cruz. Armaron la Selección de Santa Cruz y llevaron a ocho jugadores de acá. Mi equipo venía con seis años de trabajo. Es lo más importante tener un rumbo y poder trabajar en un proyecto.
LOA: Después de ese proceso, ¿qué oportunidades llegaron?
RR: Ingresamos en la Liga Norte y empecé a trabajar en la CAI. También hablaba con Carlos MacAllister, el ex Boca Juniors, y Pico Truncado estaba en la mira. Éramos una filial de la CAI. Después es difícil que todos los jugadores lleguen, por diferentes circunstancias. En 2005 fui el técnico de los Juegos Epade para Santa Cruz. Lo tuve en ese momento a Leonardo “Colo” Gil. Él ya jugaba en la CAI.

Ruiz es presidente y entrenador de la Primera división de Defensores de Pico Truncado.

LOA: ¿Qué mira un cazatalentos?
RR: Al jugador distinto lo vemos todos. El que mira fútbol se da cuenta qué pibe juega bien. Los formadores tenemos -y tienen- que trabajar en los procesos. Sin apurar etapas. En Santa Cruz hay buenos jugadores. Pero también hay buenos jugadores en todos lados. Hay que mirar todas las aristas de los futbolistas. No alcanza con jugar bien. Hay que preparlos bien técnicamente. Que trabajen la inteligencia porque tienen que resolver en una milésima. Un cazatalentos mira que los buenos movimientos y las grandes jugadas sean continuas. Además, hay que estar cerca de la familia para que lo acompañen.
LOA: ¿Cómo llega la oferta de Argentinos Juniors?
RR: En 2016 fuimos a jugar los Juegos Evita Nacionales. Estaba Luis “Coco” Castiñeira, un captador de talentos, y después del partido se acercó porque le gustó el equipo. También vio a un par de jugadores. Fueron a las pruebas en Argentinos Juniors. Quedé en amistad con él. En 2018 llevé a unos chicos a Argentinos Juniors. Ellos tenían un proyecto para buscar jugadores en todo el país. No tenían en la Patagonia. Ahí entra mi nombre y me llamaron. Es una buena oportunidad para los chicos de la provincia. No es lo mismo que cuando vienen de Buenos Aires y miran una hora. No alcanza.
LOA: ¿Qué características tendrá la búsqueda?
RR: Vamos a presentar carpetas de jugadores. De Argentinos van a venir con otra visión. Vamos a tratar con (Rubén) Capovilla de ser serios en la forma de seleccionar. No le vamos a vender humo a nadie. Argentinos tiene convenio con otros clubes y van a tener la posibilidad de probarse en otros clubes del país. Cuando se levante la pandemia, vamos a tratar de trabajar de la mejor manera. Hablé con profes de otras localidades para abarcar a todos los chicos. A Maximiliano Méndez, por ejemplo, lo traje de Koluel Kaike. Ahora está en Sarmiento de Junín. También trabajar en las competencias para que los chicos tengan más rodaje. La diferencia también está en la cantidad de partidos. Hay que mejorar los certámenes para que puedan jugar más. Me pone orgulloso está entrevista porque hay que darle visibilidad a toda la provincia. Hay que hacer crecer a los chicos de Santa Cruz para que puedan aprender y ganar confianza.

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